Marc Bournisien de Valmont, coordinador del proyecto ‘Shrinking Smartly and Sustainably’
Cómo afrontar la disminución de población sin perder el bienestar
Las zonas rurales son las más afectadas con el descenso de población de manera que será de un 38 por ciento en comparación del 10 por ciento de la zonas urbanas de los países de la OCDE
León ha perdido en una década el 8 por ciento de población, frente al 6 de media de Castilla y León, solo superada por Zamora con el 12 por ciento
La despoblación puede afrontarse desde el realismo con imaginación: la disminución de población es inevitable y lo que hay que preservar es el bienestar, o desde medidas demasiado inocentes que a lo único que conducen es a la suma cero. Sobre estas bases, Marc Bournisien de Valmont, coordinador del proyecto ‘Shrinking Smartly and Sustainably’, de la OCDE, pronunció esta mañana la primera de las conferencias de las segunda jornada y última del VI Congreso sobre Despoblación de Diario de León.
Marc Bournisien se refirió a los términos que se repiten a la hora de abordar la coyuntura de la despoblación como estabilizar población ante la amenza de la disminución en el sentido de que los datos con los que cuenta, más los estudios en marcha tanto de explicación de los hechos como de predicción, conducen a lo inevitable: los paises de la OCDE perderán población de manera que en las próximas décadas se pasará de que haya 13 personas por persona mayor a casi la mitad: 7. Por supuesto, las zonas rurales serán las más afectadas con el descenso de población de manera que será de un 38 por ciento en comparación del 10 por ciento de la zonas urbanas.
Se calcula, según explicó el experto de la OCDE, que los países pertenecientes a la organización alcancen una cantidad aproximada de 114 millones de personas mayores de 80 años. Datos que suenan aquí, porque, en referencia a estas tendencias Marc Bournisien de Valmont concretó que en Castilla y León se ha perdido el seis por ciento de población en una sola década, en concreto del 2012 a 2022. León supera esa media al haber perdido el 8 por ciento. Zamora presenta peores datos aún con el 12 por ciento.
La despoblación, dismunición de habitantes y demás terminología conducen indefectiblemente a afrontar el reto demográfico en cuanton a cambios sociales y estructurales, que pueden traducirse en términos generales en la escasez de mano obra o el consumo como efectos directos. También se refirió el representantes internacional a los ingresos fiscales, por lo que los servicios públicos se verán cuando menos afectados, porque el envejecimiento supone más coste por persona. Por buscar el aspecto sino positivo sí de viabilidad, los expertos de la OCDE trabajan desde el planteamiento de cómo afrontar la disminución de población sin perder el bienestar. Los presupuestos se verán afectados de manera que diminuirán por ejemplo los destinados a educación ante el aumento de la demanda de la atención sanitaria y la necesidad de ajustar las estructuras existentes para satisfacerlas.
En definitiva, los cambios demográficos que conllevan la disminución de la población no significa la disminunción del bienestar. ¿Cómo? Según Marc Bournisien de Valmont puede promover renovación social, digitalización, nuevas tecnologías, sostenibilidad, estimular la cooperación intermunicipal y servicios flexibles, más las oportunidades económicas que pueden favorecer la integración de la tercera edad.
El dclieve de la población no puede revertirse. Invertir la tendencia resulta muy difícil. Atraer población y retenerla puede conducir a suma cero si todos aplican las políticas. O que se pueble un lugar para despoblar otro. Por tanto, el futuro pasa por adaptarse de forma racional e imaginativa y de manera proactiva.