Payuelos, el paradigma del progreso agrario con el cambio del secano al regadío más puntero

«Hemos pasado de la miseria a tener futuro». No se puede ser más gráfico. Así se manifestaba hace apenas unos días el presidente de la Comunidad de Regantes Los Payuelos, Jorge Álvarez, en el VI Congreso de Despoblación organizado por el Diario de León. «Tenemos la mayor comunidad de regantes de España. Tenemos el mejor modelo de regadíos del mundo. El 60-70% se riega por gravedad, con lo que no se gasta energía. La agricultura de regadío crea ilusión. La gente quiere sembrar para recoger y antes con el secano no era posible», añadía, a la vez que reclamaba a las administraciones dar un paso más y fomentar la implantación de industrias de transformación y la mejora de los servicios en todos los ámbitos, desde carreteras hasta sanidad, educación, servicios sociales...

El agua es vida y riqueza; y en el campo aún más. Los Payuelos es el claro ejemplo de ello. La llegada del líquido elemento desde el pantano de Riaño ha convertido las yermas fincas de secano en productivas parcelas con el regadío más puntero del mundo. Y con ello la garantía de las cosechas y la posibilidad de nuevos cultivos más rentables como el maíz o la remolacha, en lugar de los hasta entonces cereales como el trigo, la cebada, la avena o el centeno.

El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba la semana pasada la resolución por la que se somete a información pública el proyecto de modernización del sector VII de la zona regable de Los Payuelos, una actuación que afecta a 2.070 hectáreas de las localidades de Villamarco, Villamoratiel de las Matas y Santas Martas.

Jorge Álvarez Gago valoraba muy positivamente esta actuación «con la que se avanza en la completa modernización de Los Payuelos».

De las 38.000 hectáreas que estaba previsto modernizar en Payuelos, ya se han ejecutado 31.000, a las que en breve se sumarán las 2.070 que se acometerán con la ejecución del sector VII, por lo que quedarán solo menos del 5.000 hectáreas por abordar, y que corresponden a los sectores XIII y XIV.

Este mismo martes el Consejo de Ministros autorizó al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación la suscripción del encargo a Tragsa de la primera fase del proyecto actualizado de estación de bombeo y red de riego del sector VII de Payuelos, con un presupuesto de 12.553.413 euros.

En la modernización de la zona Regable de Payuelos, el proyecto de regadío más importante en España, se han invertido 600 millones de euros, para que sus regantes estén a la cabeza de la más alta tecnología aplicada al riego a nivel mundial, lo que permite un ahorro de agua de hasta el 50% respecto a los antiguos sistemas, lo que permite producir alimentos con la mínima huella de carbono posible.

Por todo ello, si hay una zona paradigmática en la provincia de León —y en toda España— en la que se demuestra claramente que el agua es símbolo y generador de riqueza, prosperidad y garantía de futuro esa es, sin duda, los Payuelos. La conversión de unos secanos tradicionales en regadíos modernizados ha cambiado para siempre la historia de esta comarca. La rentabilidad de las parcelas, la revalorización del precio de la tierra o la fijación de población joven en un medio rural que estaba condenado a muerte son sólo algunos de los parámetros que dan fe de la importancia de la llegada del agua.

«El secano es la ruina y el regadío es riqueza», repite una y otra vez Jorge Álvarez. Y se explica. «El secano depende absolutamente de que llueva. Tenemos que estar todo el día mirando al cielo. El regadío da la seguridad de la cosecha. Se puede decir que si aquí no llega el agua estábamos abocados a la nada».

Pero existen otros parámetros. La revalorización del precio de la tierra es uno de los indicadores más fiables ya que responden a que se le pueda sacar rentabilidad o no. Y en esto, el presidente de los Payuelos también ha sido contundente en numerosas ocasiones. «El secano no lo quiere comprar nadie y el regadío no hay fincas para comprar. Una finca de regadío vale, como mínimo el doble». Y seguro que se queda corto.

Álvarez no quiere dar ninguna cifra concreta. Ya se sabe que los agricultores son muy celosos con estas cosas de los dineros, pero este periódico ha podido confirmar que el precio de un secano en una parcela que sea buena se esta vendiendo en torno a los 3.000 euros la hectárea y apenas hoy compradores. Mientras que en regadío, como mínimo, ronda los 10.000 euros, y casi nadie quiere vender.

La revolución en la zona comenzó en el año 2010 cuando se pusieron en marcha los primeros regadíos modernizados. Se pasó del secano al regadío más puntero. En un sentido similar hablaba hace un año el secretario regional de Asaja, José Antonio Turrado, que aportaba otros parámetros más. «Lo primero que hay que tener en cuenta es que en Los Payuelos había un secano generalmente malo que, salvo años excepcionales climatológicamente hablando, apenas daban cosechas». Para empezar la mitad de la rentabilidad de las fincas se perdía antes de empezar cada campaña porque sembraban año sí y año no. «Más del 40% había que dejarlo de barbecho, así que eso, de entrada, no daba nada». En las que sí se sembraban, explicaba Turrado, las producciones no superaban los 2.800 kilos, si el año venía bien, de cereal de invierno como avena, centeno, trigo y algo de cebada. «Siendo generoso, una hectárea de secano puede dar una rentabilidad en torno a los 100 ó 200 euros por campaña». Hoy, en las zonas ya modernizadas, la situación es radicalmente distinta. Han cambiado los cultivos, siendo el maíz el mayoritario «aunque aquí no había cultura del regadío, pero rápidamente los agricultores se están adaptando y en pocos años habrá rendimientos similares a otras zonas más tradicionales de regadío como el Páramo», señalaban en su día tanto Turrado como Álvarez.

Además, Payuelos se está convirtiendo en un gran productor de cultivos como la remolacha, casi exclusivos de otras zonas con amplia tradición de regadíos como el Páramo o las vegas del Esla.

Y a todo ello se suma la generación de riqueza adyacente como el empleo de las empresas de amueblamiento de fincas, las de venta de tractores y maquinaria, las productos agrícolas como semillas... Falta, como en el resto de la provincia, implantar industrias de transformación que hagan que el valor añadido se quede en la zona.