CUARTO SUSTO EN 21 DÍAS

27 de diciembre, un convoy. El accidente del talgo pendular Gijón-Alicante ocurrido ayer supone el cuarto descarrilamiento de un tren en las líneas férreas que cruzan la provincia de León en las últimas tres semanas, si bien ha sido el primero en el que se produjeron heridos. El primer accidente de estas características se produjo el 27 de diciembre cuando la locomotora de un convoy comercial de 23 vagones que hacía el recorrido entre la localidad madrileña de y Monforte de Lemos descarrilaba a las 00.30 horas a un kilómetro de la estación de Ponferrada. Los técnicos de Renfe achacaron el siniestro a un desprendimiento de tierra y piedras a consecuencia de las intensas lluvias caídas a largo de esa semana. Descarrila en el rescate. Diez hora después del accidente del convoy anterior, el tren taller que había salido una hora antes a socorrerlo desencarrilaba en San Miguel de las Dueñas, a 8 kilómetros del lugar en que se encontraba el mercancías siniestrado. El descarrilamiento de ambos trenes provocó un corte en la circulación de trenes que se prolongó durante 36 horas afectando a 3.000 viajeros de doce trenes de pasajeros y a otros tantos de mercancías. La sombra de la catástrofe. El tercer accidente ocurrido en la provincia de León en las últimas tres semanas tuvo como protagonista al tren «Estrella de Galicia» que hacía el trayecto entre Barcelona y Vigo-La Coruña. El azar quiso que el siniestro se produjese el mismo día en que se cumplían 49 años de la catástrofe ferroviaria ocurrida en el túnel número 20 a la altura de Torre del Bierzo y que las circunstancias fuesen muy parecidas, aunque con un desenlace menos trágico. A las 6.52 de la mañana del viernes 3 de enero la máquina del «Tren estrella», en el que viajaban 492 viajeros, descarrilaba a la salida de un túnel en la línea Palencia-La Coruña, en la localidad berciana de Montearenas y en las cercanías de la estación de Ponferrada. El tren, compuesto por 14 vagones, se topó a la entrada del túnel 31 con un desprendimiento que motivó que la cabeza tractora se saliese de los raíles y continuase su marcha arrastrando su frontal izquierdo contra la pared del túnel hasta detenerse fuera del paso subterráneo junto al desfiladero del río Boeza. A pesar de la espectacularidad del accidente no se registraron heridos, aunque la mayor parte del tren permaneció a oscuras durante tres horas en el interior del túnel. Catorce horas después, una locomotora retiraba los 14 vagones que componían el tren hasta la estación de Bembibre, desde donde los pasajeros fueron trasladados por carretera a sus destinos.