Tras el susto hubo curiosidad, nervios y cerca de cien operarios

«Haría veinte minutos que el tren había salido de León, el tiempo justo para colocar las maletas y acomodarnos, cuando se notó un traqueteo, como que el tren iba por fuera de las vías, y entonces el vagón se inclinó, los asientos se movieron y se rompieron los cristales», relata una de las pasajeras del quinto coche del convoy, el más afectado por el accidente y en el que muchos viajeros sufrieron cortes y contusiones. Los vecinos de los pueblos de alrededor del lugar en que ayer tuvo lugar el accidente ferroviario no se explicaban lo que pasaba. Varias unidades de la Guardia Civil, decenas de coches oficiales y extraoficiales de Renfe, camiones de bomberos, numerosos autobuses para trasladar a los viajeros, casi todos los medios de comunicación leoneses y asturianos, varias ambulancias y hasta un helicóptero del servicio de emergencias se encaminaban a toda velocidad hacia el lugar del siniestro, donde atendieron a los heridos y fueron coordinando la evacuación de los viajeros hacia la próxima estación de Santas Martas, desde donde podían elegir entre seguir viaje por carretera o en otro tren que se habilitó cuando una de las dos vías quedó despejada a las dos y media de la tarde. Hasta el lugar del suceso también fueron llegando familiares de algunos de los viajeros procedentes de León -muchos de ellos de edad avanzada- que no sabían si los suyos se encontraban bien tras tener noticias del accidente por la radio. Las dos horas siguientes al accidente, desde las doce del mediodía hasta poco después de las dos de la tarde, hubo un movimiento frenético en el punto kilométrico 91,135 de la línea ferroviaria León-Palencia y en las cercanas localidades de Villamarco, Reliegos, Santas Martas y El Burgo Ranero. Los vecinos de estos pueblos veían pasar los vehículos a toda velocidad y, poco a poco, se iban enterando de que un tren había descarrilado. Algunos de ellos, incluso, se acercaban caminando hasta la zona, curiosamente la única curva de todo el tramo y el único punto que no se distinguía con claridad desde la carretera. Precisamente, la localización del lugar se hacía complicada al estar encajonado entre una prominente loma a un lateral de la vía férrea y un pequeño terraplén de unos 20 metros al otro lado de la misma, y hasta el que no llega ninguna carretera ni camino. Actuación rápida La actuación de Renfe fue rápida. En menos de una hora se había trasladado a los heridos hasta el Hospital de León y en poco más de dos horas se había evacuado a la totalidad de los viajeros, algunos hacia Madrid y Alicante y otros de vuelta hacia Gijón. También fueron varios los que decidieron volver a León.