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La procesión aguantó un frío viento, que apagó la vela que portaba la imagen venerada en el barrio

Cientos de astorganos honran en Rectivía a la Virgen de las Candelas

Cientos de personas celebraron la fiesta de la Virgen de Las Candelas, que, como es costumbre en la barrida astorgana de Rectivía, salió en desfil

Ocho jóvenes portaron la imagen de la Virgen durante su recorrido por el barrio de Rectivía

Publicado por
Alberto Domingo Redacción - ASTORGA.
León

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La parroquia de San Pedro de Rectivía se llenó antes de que comenzara el Rosario, en el último día de la novena que se celebra con motivo de la Presentación del Señor y la Purificación de la Virgen y los astorganos que acudieron a la misa y la procesión de la Virgen de Las Candelas se contaron hasta cerca del medio millar. Dos fiestas grandes tiene en el calendario el barrio, una de ellas la de ayer y, la otra, la del patrón de su parroquia, y los vecinos de Rectivía respondieron con su presencia a la Virgen de las Candelas, una pequeña imagen que portan ocho jóvenes mozas, que con una de sus manos sujeta al niño y en la otra, la derecha, porta una vela. Los fieles también llevan las candelas, aunque ayer resultó muy difícil conseguir que se mantuvieran encendidas, por el viento, que soplaba y frío. Algunos recurrieron al ingenio, resguardando la llama con un improvisado cucurucho de papel. El pequeño cirio de la Virgen no fue una excepción y, tras algún amago cuando la imagen aún estaba en las escaleras de la iglesia, se apagó definitivamente al comenzar el desfile procesional. El hecho supone, según tradición popular, que el año vendrá malo, con desgracias. Eso sí, el cortejo se libró de la lluvia con la que amenazaban ayer los negros nubarrones en Astorga. Rezos, cantos y silencio Fieles, imagen y sacerdotes bajaron hasta la calle del alcalde Pineda por la de León, resistiendo el frío, rezando avemarías y entonando himnos a la madre de Dios. Cuando le maestro de ceremonias callaba, el silencio reinaba en las filas organizadamente desordenadas que los devotos formaron a un lado y otro de las calles que comprendía el recorrido. El cortejo procesional volvió al punto de partida, la parroquia, subiendo por la calle de Esteban Carro Celada y, tras guardarse la imagen, se disolvió el gentío.

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