Coincidencia en los problemas, divergencia en los matices
La salida a las diferencias que sostienen a día de hoy UGT y CC.OO. en minería está siguiendo el camino más largo. La solución pasa por el trauma de una ruptura sindical -que no aguantaría y a la que en el fondo no está dispuesta ninguna de las centrales- o por el acuerdo; al que casi están condenados. La situación más tensa en el sector minero desde que en julio del 97 se firmó el Plan del carbón viene originada en el fondo por las divergencias y los incumplimientos que denuncian por parte del Gobierno. El alejamiento no se fraguó en que el Ministerio de Economía no pactara por primera vez en cinco años un documento -el de reserva estratégica para la UE- sino en el desgaste y el deterioro de la interlocución con él. Cada central sindical matiza, pero coinciden en el fondo: incumplimientos en producción, ayudas, recolocaciones, tutelaje con las eléctricas, uso de los fondos de infraestructuras y fomento de la reindustrialización y el empleo, vale de carbón, parque termoeléctrico...; o presunto aprovechamiento de la coyuntura por la patronal para endurecer condiciones sociolaborales.