Los sindicatos mineros piden a Rato una reunión para evitar la huelga

Desde la FIA-UGT se seguía hablando ayer de huelga si Rodrigo Rato no les convence y les da respuestas, mientras que desde FM-CC.OO. se sigue manteniendo la cautela y se oculta si también para ellos esta puede ser la respuesta. Los de Comisiones entienden que presionar al ministro a una reunión con este argumento es, además, contraproducente. La nota que emitieron conjuntamente las dos centrales sindicales explica que la petición obedece a que es el máximo responsable del Plan del carbón (1998-2005) y a que quieren plantearle el descuerdo con la previsión de producción de carbón hasta el 2005 que España comunicó a la UE hace mes y medio y «una serie de incumplimientos y retrasos significativos en la gestión del plan» español. La carta, que también hicieron pública, se hace hincapié en que la comunicación a Bruselas se hizo sin su acuerdo, lo que rompe el tradicional consenso en las grandes decisiones de los últimos años. Inciden en que «vulnera de forma unilateral» las previsiones del Plan del carbón en cuanto a la producción, que se rebaja en un millón de toneladas. También apuntan los incumplimientos en la gestión del plan y un «déficit de interlocución que dificulta seriamente el poder resolver numerosos problemas puntuales». Los agentes sociales creen que la Gerencia del Instituto del Carbón, ostentada por un funcionario, no tiene poder decisorio y que desde hace meses no hay reuniones en profundidad con responsables a más alto nivel. Desde UGT se es pesimista sobre el resultado de la reunión y la argumenta en que se deben agotar las posibilidades antes de tomar medidas de presión o movilización. Mantienen que si el 11 de marzo, cuando se vuelvan a reunir, el análisis del sector es el actual, no quedará otro remedio que la huelga, aunque «no la deseamos». Mientras, Comisiones mantiene una postura menos tirante y ciñe cualquier decisión, que puede ser huelga «o no» a lo que les diga Rato. Confían obtener buenos resultados del encuentro, porque lo contrario sería distanciar aún más al Ministerio y a los sindicatos, obligándoles a posturas «más duras».