«El instituto agrario ya está apoyando las marcas de calidad para los productos leoneses»

Conoce las tripas de la Junta desde que en 1988 abandonó la etnología y la agroalimentación en empresas privadas para incorporarse al cuerpo superior de ingenieros agrónomos del Gobierno regional. Una sabiduría que aprovechará ahora, desde el sillón del Instituto Tecnológico Agrario, para ejecutar proyectos que impulsen la calidad alimentaria, las infraestructuras y la investigación agraria. -¿Cree que la tecnología es la solución para el declive que sufre el campo de Castilla y León? -Yo no tengo la solución para los problemas del campo y para fijar población en las áreas rurales. El instituto no es la panacea, pero contribuirá en investigación y técnicas para mejorar las estructuras agrarias y la especialización de los cultivos, que permiten competir, gracias a la calidad, con los grandes monstruos de la agroalimentación. La solución al abandono de la actividad agraria pasa por poner en marcha un cúmulo de medidas, no sólo el instituto. -El gran proyecto que va a liderar para la provincia es la planta de bioalcohol. La infraestructura se ha disparado de uno a seis millones de euros, ¿tienen dinero para afrontar las obras este año? -Para el 2003 ya está presupuestado un millón de euros con los que se iniciará la obra cuanto antes. Nuestras previsiones es que los trabajos arranquen a finales del mes de marzo y concluyan en el 2004. Además, la obra civil es lo de menor coste en esta planta. El desembolso más fuerte es en maquinaria, ya que son específicas, con dimensiones muy concretas y tecnología exclusiva para obtener bioalcohol a partir de productos como la achicoria, la pataca o la remolacha alcoholígena. El próximo año se buscará el resto de los fondos, porque no queremos que sea una planta sin más. Hay que buscar una petrolera u otras empresas interesadas en adquirir el producto energético que se genere y también hay que crear una zona de producción de la materia prima. -¿Ya han encontrado respaldo para los nuevos cultivos por parte de los agricultores del Páramo? -Mi intención es comenzar los campos de ensayo con los agricultores cuanto antes, dentro del plan de experimentación agraria que gestiona la delegación territorial de la Junta. Para el entorno de Villarejo de Órbigo creo que será muy positivo sembrar la que se convertirá en materia prima para la planta piloto, que tiene previsto producir diez millones de litros de bioetanol al año. Además, pretendemos formar una sociedad de gestión de la planta para que tire de esa factoría y poco a poco la Administración vaya teniendo menos presencia en la planta. -El instituto también se encargará de las marcas de calidad y hay varios productos leoneses en lista de espera. ¿Ya hay resultados para la alubia, el pimiento, las mantecadas y el queso de Valdeón? -Sí. El queso de Valdeón ya ha logrado su objetivo de cambiar la denominación de origen, que limitaba su producción, por la marca de Indicación Geográfica Protegida (IGP). Una distinción que los mantecados de Astorga ya han logrado prácticamente, a falta de las decisiones que adopten los productores del sector, y la alubia leonesa, que obtendrá la IGP antes del verano. El pimiento de Fresno de la Vega también va por buen camino, ya que sólo le resta el trámite de la cata de degustación que realizarán con la cosecha de este año. Después remitiremos la documentación a Europa. Además, también tramitamos la marca de calidad de los vinos Tierra de León, que estará en un mes. -¿Su política será de defensa de los productos leoneses? -Sí, por supuesto, el instituto agrario ya está apoyando las marcas de calidad para los productos leoneses y de la autonomía, pero es que León ha dado en ese área un salto cuantitativo en la última legislatura, con multitud de variedades que aspiran a obtener las distinciones de garantía y con una zona, El Bierzo, con grandes posibilidades. Dentro de la promoción de la calidad alimentaria que apoyará el instituto organizaremos grandes premios, como los Cincho o los Garcillo. Estos últimos, de vinos, se celebrarán este año en León entre mayo y junio. La fecha aún no está decidida. -¿Qué opina de las peleas por el agua de Riaño entre regantes? -El instituto abordará los proyectos de regadíos y la planificación geográfica, pero siempre en forma de estudios y por encargo. No tenemos ninguna capacidad de planificación o decisión de la política agraria, que depende de la Consejería de Agricultura. Somos el instrumento técnico, la herramienta, por eso no me atrevo a opinar de Riaño o de la PAC. -¿Ya conoce dónde se ubicará la sede del Instituto Tecnológico Agrario? -No, provisionalmente mi despacho está en Zamadueñas (Valladolid), junto al servicio de Investigaciones y Tecnologías Agrarias de la consejería. Mi primera tarea está consistiendo en montar la estructura del instituto, que no es sencilla, y darle forma de empresa, pero no depende de mí la ubicación futura de la sede, que tendrá delegaciones en las nueve provincias de Castilla y León. Junto con la planta de bioalcohol y la de bioetanol de Salamanca, también nos encargaremos de un proyecto muy ambicioso en la comunidad que consiste en estudiar cómo recargar el acuífero de los Arenales, que abarca 700.000 hectáreas de Zamora, Salamanca y Segovia.