¿El Esla, canalizado?, ¡NO!

Las elecciones se acercan y como ya ocurrió en Valencia de don Juan a finales de la pasada legislatura nos espera una multitud de obras que, es evidente, no se han retrasado inintencionadamente. Así, va llegando la hora de materializar los tres proyectos estrella, como son el rasurado de la plaza Mayor, la cristalera en el castillo y sobre todo por su volumen de inversión-, la canalización del río Esla, sin olvidar la renovación de aceras, alcantarillas, jardines y además chapucillas, para gozo de vecinos y peatones que seremos de nuevo deleitados por el despliegue de las cuadrillas municipales de obras. Dice el refrán que obras son amores y nunca, en principio, son negativas sino que debe pensarse que todo cambio siempre es a mejor. Pero hay excepciones. Para mí, una próxima actuación a la que personalmente veo muchos más perjuicios que beneficios es la denominada como Acondicionamiento e integración del Esla en la ciudad, gratificada por Europa y por la Junta con casi 3,5 millones de euros, -580 kilos de las antiguas pesetas-. Pero la mayor cantidad que Coyanza ha recibido nunca para una sola obra no va a significar nada más que la brutal canalización del río a su paso por la ciudad, dejándolo a imagen y semejanza de otros que discurren por las grandes ciudades. Por qué aquí también?. Ni Valencia de Don Juan es una gran urbe -aunque todas las actuaciones se empeñen en copiar modelos capitalinos- ni el río divide en dos la población como en ellas, es más, a ambos les separan aproximadamente 30 metros de altura. Por tanto es imposible en este caso copiar lo realizado en el Bernesga a su paso por León. Por qué el Esla debe adaptarse a Valencia de Don Juan y no al revés?. Muchos miles de años antes de que a ningún humano se le ocurriese asentarse en lo que hoy es Coyanza el río Esla ya discurría por la zona, creando un paisaje que sólo fruto de su acción erosiva durante millones de años ha llegado así hasta nosotros. Y ahora, de un plumazo, ¡fuera!. Fuera ribera sinuosa y asimétrica, fuera hierbas y matorrales salvajes, y fuera paisaje natural con puesta de sol de fondo que desde la atalaya del castillo jóvenes y ancianos hemos contemplado estupefactos desde siempre. Contra aluviones Es innegable que al Esla le viene bien una limpieza y un dragado a la altura de nuestro pueblo, donde ha depositado demasiados aluviones que le obligan a fluir sólo bajo dos de los cuatro ojos del puente que lo salva. Es cierto que esta concentración de gravas le hace también desparramarse hasta el polideportivo en años de grandes crecidas. Pues solucionen eso: draguen su lecho, depuren sus aguas y eviten más vertidos, pero déjenlo con vida. No lo encajonen entre muros de hormigón para evitar crecidas, algo imposible pues sea por donde sea el río recuperará el territorio que le pertenece. No perfilen su cauce con escolleras formadas por grandes rocas de caliza que nunca se vieron en estas tierras. Dejen crecer salvaje la flora autóctona de la vega y no hagan falsos senderos rectilíneos y semiasfaltados, ni circuitos para ciclistas pues qué mejor que pedaleen entre el bosque de chopos, paleras y álamos para olvidarse por unas horas del monótono día a día. Ahórrense la construcción de merenderos artificiales, pues desde siempre se ha corrido la tortilla sobre la alfombra de hierba natural, o de plataformas para la pesca pues los buenos pescadores ya tienen para ello sus peñas y salientes sobre sus remansos preferidos para lanzar los anzuelos. ¡Cuánto dinero les estoy ahorrando!... y bien que podría destinarse a la consolidación de la ladera del castillo que tanto le pone en peligro y que también forma parte de la ribera del Esla. Estoy seguro que los coyantinos valoráramos más ver nuestro río limpio, cuidado y natural que una especie de canal holandés rodeado de columpios y parrilladas. ¡Pero quién soy yo para hablar de naturaleza y ecosistemas si me cuentan que es la consejería de Medio Ambiente la que respalda el proyecto?. Una de dos, o les sobraba el dinero o se han vuelto locos.