La decencia de un alcalde socialista de tiempos de la República

Desde que comenzó el Carnaval se exhibe en la confitería Yemas Conrado un bando de la Alcaldía Bañezana, dictado en 1932 a propósito del carnaval -ya se había instaurado la Segunda República-. El documento no tiene desprecio y hay quien ha entrado en el establecimiento para pedir una copia. Lo recuperó de la quema el cronista oficial de la ciudad, Conrado Blanco. Los firma el entonces regidor, Toribio González Prieto, del Partido Socialista, el 7 de febrero de ese año, «para el buen orden y moralidad en el próximo Carnaval». Como primera prevención, González Prieto prohíbe el uso «de disfraces con uniformes e insignias civiles, militares o eclesiásticas o de cualquier institución del Estado, y aquellos que puedan ofender la moral y decencia pública». Del mismo modo, indica que no se arrojen objetos «que puedan molestar al público» ni se «circule por la calle con la careta puesta los que vayan vestidos de máscara». A los menores de 16 años se les impide entrar en salones en los que se organicen fiestas y también se prohíben acciones y palabras que se interpreten como insultos.