Diario de León

LA BAÑEZA CARNAVAL 2003

Los niños brillan en su desfile

Si alguien piensa que el Lunes de Carnaval es una jornada de transición es que no ha venido a La Bañeza. Ayer por la tarde llegó el desfile de los peques, no por el tamaño de los enmascarados fue menos bullanguero.

Los «Elvis» no dejaban duda de su identidad, por algo pertenecen al grupo Los Auténticos

Los «Elvis» no dejaban duda de su identidad, por algo pertenecen al grupo Los Auténticos

Publicado por
Alberto Domingo Redacción - LA BAÑEZA.
León

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El desfile infantil tuvo bastante más suerte que el del domingo: sol, agradable temperatura, muchos niños, abuelos y padres llenaron las calles del color característico del Carnaval. Los había que formaban parte del séquito de la reina infantil, mientras otros observaban la riada desde la barrada, aunque no por eso sin disfraz. Los había que, aún en silleta, ya mostraban un traje carnavalero de los buenos. Pringosa guerra Abrían el cortejo los Picadiedra, muñecos hinchables de gran tamaño, que saludaban a los pequeños que contemplaban el espectáculo en las aceras, provocando el pánico en algunos, cosechando menos sonrisas y consiguiendo que, en alguna ocasión, el infante interpelado venciera el miedo y la timidez. Desde las carrozas se arrojaban caramelos y confetis, mientras que algunos participantes, armados de bromistas aerosoles, hacían su particular y pringosa guerra. Y todo esto a un ritmo bastante más pausado que el del domingo, en el que la lluvia azuzaba a grupos y charangas y también con mayores, que debidamente disfrazados, iban organizando el desfile, no fuera que algún despiste rompiera la formación, mientras que otros, también entrados en años, daban colorido entre las filas o iban por libre. Más corto que los de los mayores, el futuro del carnaval terminó su particular fiesta en Ramses II, con un espectáculo infantil, para marcharse a la cama a una hora prudencial, porque la Noche Bruja no es apta para este tipo de público. La velada es muy probablemente lo más típico de las carnestolendas bañezanas. Vale todo, con tal de llevar el disfraz, y recuerda a aquellos que se acercaban a la estación de ferrocarril, en tiempo de la prohibición.

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