«Sigo siendo muy activa y aguanto muy poco tiempo sentada»

Nieves Blanco nació en 1903 en Posada de Omaña. A los 14 años se trasladó a vivir a Villaseca de Laciana con una tía que ejercía la enseñanza. Durante unos años trabajó en el comercio propiedad de sus tíos, hasta que a los 22 años se casó con Ignacio Oyarzábal, un vasco que vino a la comarca para trabajar en la construcción del ferrocarril Ponferrada - Villablino. Desde entonces, su labor profesional la ha dedicado a las tareas del hogar y sacar adelante a sus cuatro hijas, que de momento le han regalado 6 nietos y 8 bisnietos. -¿Cómo se sintió al recibir el homenaje el pasado sábado? Muy emocionada ya que hacía mucho tiempo que no salía de casa. Al principio no iba a asistir al homenaje, pero me convencieron. Me llamó mucho la atención las muestras de cariño y la cantidad de gente que me conocía. Fue un acto muy entrañable y cuando actuó el grupo de baile me acordé mucho de mi marido al escuchar el acordeón, pues él tocaba este instrumento. -El próximo 7 de diciembre cumplirá 100 años, ¿cuáles son los mejores recuerdos de este siglo de vida? Yo he disfrutado mucho de la vida viajando. Recuerdo especialmente unos meses que pasé en Venezuela con mi hija Esther, que vive allí, y un viaje que realicé a Argentina con mi hija Pilar para ver a dos de mis hermanas que no veía desde la niñez. También tengo buenos recuerdos de Benidorm. -¿Cómo fue su niñez en Omaña? Fui a la escuela en Posada hasta los 14 años y después me vine a Villaseca a vivir con una tía, que era maestra, porque no me gustaba nada la labranza. Me hubiera gustado haber podido estudiar más, pero no había medios económicos para ello. -¿Qué recuerdos tiene de los años de la guerra? No tengo malos recuerdos de la guerra porque en mi casa, gracias a Dios, no pasamos hambre y no nos faltó de nada, a pesar de las muchas calamidades que se pasaron en aquella época. -¿Y de su juventud? Me gustaba el baile con locura pero mis tíos no me dejaban ir apenas. Trabajaba en el comercio y los domingos iba por la tarde al baile de acordeón. El único novio que tuve fue mi marido, con el que estuve casada 47 años hasta que enviudé. -Después de dedicarse toda la vida a las tareas del hogar, ¿cuáles son los cambios más significativos que a su juicio se han producido en estos años? En la actualidad tenemos unas comodidades en las casas que antes no existían. En aquellos años no había agua corriente ni calefacción y teníamos que ir al río a lavar la ropa. Estoy muy orgullosa de haber sido ama de casa y cumplir 100 años y los nietos y bisnietos me hacen feliz, me dan muchas alegrías. -¿Usted esperaba llegar a cumplir un siglo de vida? Nunca creí que iba a llegar a cumplir esta edad, tengo una hermana en Argentina que tiene 96 años. Los años han pasado sin darme cuenta y gracias a Dios tengo buena salud. -¿Cómo es un día de su vida cotidiana? A pesar de los años, sigo siendo muy activa y aguanto my poco tiempo sentada. Paseo mucho por casa y estoy pendiente de la cocina calefactora. También me gusta hacer mis comidas, pero como me falla la vista me tiene que ayudar mi hija Nieves.