Diario de León

CRÓNICAS PÉSICAS Pedro V. Álvarez Collar

La güelgona

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León

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Tuve la ocasión de ver por dos veces, y en dos lugares diferentes, la exposición bajo el título «Hay una luz en Asturias - La Güelga de 1962», mediante la cual se conmemoran las huelgas llevadas a cabo en la Cuenca Minera del Nalón. La exposición de pintura, escultura y obra gráfica de diversos artistas está organizada por la Fundación Juan Muñiz Zapico de CCOO de Asturias y tuvo su presentación en nuestra provincia (obviamente, no podría haber sido en otro lugar) en Villablino, en la Casa-Museo de Sierra Pambley, y entre el pasado 28 de enero al 16 de febrero allí estuvo. En la actualidad se encuentra en la Sala Provincia del Instituto Leonés de Cultura, en la capital, hasta el próximo 23 del presente mes. He de reconocer que hubo una diferencia entre contemplarla en Villablino, guiada por dos azafatas que iban explicando al visitante el por qué de cada obra, y en un museo fuera de lo común, y hacerlo en León, en una sala fría y gris, como suelen ser todas las salas de exposiciones al uso del país. Ver las comprometidas obras de Pablo Picasso Agustín Ibarrola, Arroyo, Úrculo y Vázquez de Sola, por citar a los más famosos de los diecinueve artistas, era como sentir el momento crucial en el que fueron concebidos dichos manifiestos en contra de la sinrazón. Momentos aquellos de la España gris, donde un montón de hombres valientes se enfrentaban a un régimen defendiendo unos derechos naturales de los que carecían. De esto sabemos un poco por estos pagos, pues la güelgona como se la conoció se fue extiendo y llegó por estos pagos y, aunque apenas andábamos por los diez años, tenemos memoria de todo lo ocurrido. Dicen los organizadores de la Fundación que con esta huelga de 1962 comienza la debilitación del régimen. Un poco exagerado nos parece tal afirmación, pues el dictador falleció tranquilamente unos cuantos años más tarde en la cama. Tampoco es cuestión de debatir sobre la cuestión, lo verdaderamente importante es que unos pocos artistas conocidos mundialmente realizaron obras dedicadas al hecho en sí. Me consta que el paso de la exposición por Laciana tuvo un éxito de público relativo. También me consta que a su inauguración no asistieron ninguno de los líderes sindicales del Valle. Cosas veredes amigo Sancho, decía don Quijote... Andarán enzarzados en cuestiones más importantes, o tal vez no les diga nada el hecho histórico de la güelga del 62. He de reconocer que algunas de las obras expuestas son realmente impactantes por la similitud con algunos hechos ocurridos por estos valles. Aún recuerdo a la pareja (así conocíamos por aquí a la guardia civil) con sus tricornios y sus capotes, recorriendo los pueblos del valle de Laciana y a nosotros, apenas unos mocosos, brazos cruzados, dándoles el buenos días tengan ustedes de rigor... Lo dicen los versos de Alberti impresos en el cartel de la exposición: «Como ayer contigo fui, hoy contigo también voy; que no sería quien soy, sino te siguiera a tí. Mi mano y mi corazón, ¡contigo!, que Asturias grita, como ayer: ¡Viva el Nalón y viva la dinamita!». Hay entre todas las obras expuestas una con una leyenda que no por conocida ha dejado de parecerme más significativa, dado los tiempos que corren. Se trata de un cuadro de Luis Garrido, pintor madrileño, que dice lo siguiente: «Alcantar el urogalle se denuncia y muere. Pero el urogallo canta...». Deberían de haberla leído aquellos que no visitaron la exposición por falta de tiempo.

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