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Argentina y Uruguay fueron los grandes destinatarios de un flujo de personas que lograron el éxito

Tres siglos de emigración maragata hacia el «dorado» de sudamérica

El descubrimiento de América en el año 1492 tuvo notables consecuencias para la comarca maragata. Ciudades como San Felipe y Santiago de Montevide

Publicado por
Miguel Ángel Tranca Redacción - ASTORGA.
León

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La emigración maragata al continente americano tuvo en el siglo XVIII su máxima expresión. Fue precisamente un tal Saura, originario de la comarca del Bierzo, el encargado de encauzar el flujo de españoles al denominado «nuevo continente». Precisamente en su propósito también contribuyó un astorgano, Juan de la Piedra, colonizador oficial de la Patagonia. Vía La coruña, cientos de familias tomaron rumbo a países como Uruguay y Argentina en los que incluso llegaron a fundar ciudades como las de San José en Uruguay, ciudad en la que todavía se llama maragatos a los descendientes de sus primeros pobladores. Calificadas por los propios americanos como gentes honradas y laboriosas, poco a poco las familias maragatas se hicieron con un peso relevante en la sociedad. Apellidos como los de Zamora, Collorda, Carro, Blanco, Pérez Caballero, Martínez, Astorga, Espinosa o León se fueron haciendo más habituales y numerosos. Si la agricultura fue su primer destino, poco a poco fueron pasando a la ganadería, actividad que sirvió para enriquecer a un buen número. Los maragatos de Uruguay fueron los primeros en establecer pulperías, los que iniciaron el oficio de vendedores ambulantes y los que pusieron en funcionamiento las relaciones entre los ganaderos y los saladeros de otro maragato, Vicente de Medina, en las márgenes del río Colla. Virgen de los Remedios En la fundación de Nueva Palmira (Uruguay), los maragatos consiguieron que la iglesia se dedicara a la Virgen de los Remedios, venerada también en la localidad de Luyego de Somoza y cuya romería, el primer domingo de octubre, sigue siendo lugar de devoción para miles de maragatos. Tirso Martínez, natural de Turienzo de los Caballeros; Francisco Martínez Nieto, de Andiñuela y otra serie de maragatos lograron un notable éxito hasta el punto de ocupar notorios cargos públicos a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Quintanilla de Somoza, Santiago Millas o Santa Colomba de Somoza fueron otras poblaciones de procedencia de un buen número de familias dispuestas a forjarse una nueva vida, si cabe más próspera. Cafés como el de Astorga y productos como el afamado chocolate fueron otros de los exponentes de la influencia de esta comarca en países como Argentina y Uruguay. Empresas de todo tipo, infraestructuras y, en suma, riqueza cultural y económica, fue el equipaje con el que cientos de maragatos trasladaron su forma de vida en España a una región, la suramericana, en la que sus descendientes siguen siendo apreciados. Pero también en Cuba, México y otras zonas del centro y sur del continente americano.

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