Numerosos edificios históricos se yerguen sobre la plaza de San Francisco
El hospital de las Cinco Llagas
Callejear por el histórico recinto astorgano depara tan gratas sorpresas como esta plaza de San Francisco conformada por recintos como el convento de San Francisco o el hospital de Las Cinco Llagas, cuyos perfiles nos llevan a otros tiempos ya muy pasados en el calendario nostálgico de la ciudad. En la entrega anterior recordamos la fundación en 1216 del cenobio ideado por San Francisco de Asís. Tras la polémica desamortización de 1835 sería cuartel de la milicia nacional y cárcel de partido, hasta que el 1 de noviembre de 1883 la congregación de padres redentoristas se hizo cargo del vetusto convento. La imagen del fundador de la orden, san Alfonso María Ligorio, aún preside la fachada de una iglesia donde se hallan enterrados muchos personajes pertenecientes a las familias más linajudas del pasado. Allí mismo encontramos la capilla de la cofradía de la Santa Vera Cruz y Confalón, que fuera instituida en la Edad Media. Los primeros disciplinantes, ataviados con una sencilla camisa que llevaba una cruz en el lado derecho, han sido sustituidos por los papones ataviados en morado y negro que protagonizan actos tan relevantes como la procesión del Desenclavo que se celebra cada Viernes Santo. La nómina de edificios ilustres que se ubican en la plaza de San Francisco, enriquecidos por la patina de los siglos, se completa con el hospital de Las Cinco Llagas, en el que se agruparon las antiguas cofradías de Santa Marta, San Nicolás, Corpus Christi, San Feliz y santos Fabián y Sebastián, tras enajenar los bienes de sus respectivos hospitales. El Real Hospital de San Esteban, tal como se llamaba originariamente, se remonta a la segunda mitad del siglo XI y fue edificado sobre un solar cedido por Ordoño, obispo de Astorga entre 1062 y 1066. Destinado en principio a acoger a los peregrinos que enfermaban a la ida o el regreso de Compostela, tras cumplimentar debidamente al Apóstol en su sepulcro, la fábrica original sería retocada en múltiples ocasiones. En la actualidad presenta una construcción correspondiente al siglo XVII, si bien ha vivido otras obras posteriores. Por ejemplo, se tallaron ventanas más amplias y se abrió un balcón sobre la puerta principal que arruinó en parte el escudo real que allí figuraba en todo su rotundo esplendor.