Patrimonio mundial

Trágicamente fallecido en 1926, al ser atropellado por un tranvía en Barcelona, el nombre de Antonio Gaudí nunca ha sido olvidado gracias a sus obras en el parque Güell o la fantástica Casa Milá. Pero recuperaría toda la actualidad en el 2002, cuando se celebró el 150 aniversario de su nacimiento. Fue buen momento para analizar su legado, que en la provincia leonesa toma forma con el Palacio Episcopal de Astorga y la fantástica Casa de los Botines sita en la capital, diseñada con aspecto de un fantástico castillo de hadas. A comienzo de este mismo año 2003 se presentó en el Ayuntamiento local la vidriera Gaudí 2002, obra de los artistas Pilar Blanco y Benito Escarpizo que se suma a la conmemoración del año gaudiano. La imagen que simboliza el pendón de la batalla de Clavijo adorna una de las ventanas de la casa consistorial y es, en palabras de sus autores, un homenaje a las vidrieras del Palacio Episcopal que incluye una representación esquemática del pendón, elaborada en tonos oro, ocre, amarillo, violeta y azul, siendo su motivo central dos lobos al igual que en el estandarte original. En este mismo sentido, un grupo de organismos que incluye a la Junta de Castilla y León, el Ministerio de Cultura, la Generalitat de Cataluña y los gobiernos autónomos de Cantabria y Baleares han presentado una petición conjunta ante el Centro de Patrimonio Cultural de la Unesco, pidiendo que el conjunto de la obra de Antonio Gaudí sea declarado Patrimonio Mundial. El pasado 30 de enero la embajada española ante la Unesco expuso la solicitud que implicaría semejante distinción para las diversas realizaciones del arquitecto que salpican los rincones de la geografía hispana, incluyendo por supuesto la Casa de Botines y el astorgano Palacio Episcopal.