El patrón y las piedras

La procesión con la talla de santo Toribio hasta el alto del Crucero es el acto central de estas fiestas en San Justo de la Vega. Los vecinos e hijos del pueblo parten de la iglesia con la pequeña talla que representa al que fuera obispo de Astorga, al que acompaña una imagen de la Virgen del Rosario y los pendones del municipio, el oficial y el de los jóvenes. Las piedras, protagonistas En la subida, el barro o la tierra del camino no son suficientes para desanimar a los romeros y a los mozos, que van cogiendo del suelo y de las laderas de la colina piedras que portarán un trecho del camino. A la llegada a la cruz de madera que existe en el alto que, según la tradición popular, recuerda el lugar sagrado ocupado en el siglo XVII por una ermita, los asistentes depositan los cantos a los pies o en los brazos de la cruz, y piden al mismo tiempo un deseo que, según dicen algunos, suele cumplirse. Tras rodear dicho símbolo religioso, los romeros se detienen de nuevo, esta vez frente a la cruz de piedra, ante la que realizan invocaciones mirando hacia los cuatro puntos cardinales. Según Manuel Miguélez, estudioso de la historia y costumbres de la localidad, los habitantes de San Justo se dirigen así a la Virgen de la Majestad de la catedral de Astorga, la Virgen del Camino, la de Castrotierra, y a san Bartolomé del Cueto, y cumplen con la tradición de dirigir sus plegarias a todos ellos. Ésta deriva de la antigua realización, el día 25 de abril, festividad de san Marcos, de unas rogativas pidiendo la bendición de los campos. Entrada del pueblo Ya de regreso, los romeros repiten estas invocaciones a la entrada del pueblo, en la zona que ocupaba el primitivo san Justo, hecho que pretende significar la finalización de la procesión. De vuelta en la iglesia, los asistentes participan en la tradicional misa dedicada al patrón. La romería, que se viene celebrando en el municipio desde tiempo inmemorial, combina como pocas en la provincia el aspecto religioso con el popular, y se convierte cada año en motivo de encuentro de los hijos del pueblo que abandonaron San Justo en busca de mejor fortuna. Como es lógico, buena parte de la presencia de público, aunque siempre es importante, viene marcada en parte por las condiciones meteorológicas, al igual que en otras romerías de la provincia.