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Publicado por
León

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Ya al pensar el título, sentía contradicción por tener que apellidar Celada de Cea, luego digo por qué. Incluso ya el mero nombre del pueblo resulta enigmático, porque el término celada puede significar varias cosas: pieza de armadura, cosa escondida, emboscada de gente de guerra y algún significado más, sobre todo si el nombre se convierte en adjetivo. ¿De cuál de esos nombres procederá el del pueblo de Celada de Cea? Esperemos algún milagroso hallazgo, que también en investigación se dan los milagros. A oscuras y segura -por la secreta escala disfrazada- oh dichosa ventura -a oscuras y en Celada- salí sin ser notada... son versos de San Juan de la Cruz en la segunda estrofa de La noche oscura. Pero, claro, ni por asomo pensaba San Juan de la Cruz en Celada de Cea, cuando compuso esos versos en 1578, aunque sí sabía muy bien lo que significaba celada, pues los pensaba y quizá los escribía encarcelado. Lo explica al explayar los versos en prosa. Siglos antes del XVI existía ya Celada con su enigmático nombre. En cuanto a su apellido -de Cea- ya digo que recelo, pues geográficamente no hay duda de que Celada debería apellidarse de Valderaduey, como los pueblos vecinos de Velilla, Villavelasco y San Pedro, por ejemplo. También es cierto que hay pueblos vecinos que se apellidan de Cea, Sotillo o Villadiego, estando, en la ribera del Valderaduey. Apellidarse de Cea, en vez de Valderaduey, fue por cuestión administrativa. Aunque no sólo por razón geográfica debió apellidarse de Valderaduey, sino también por razón histórica, veamos. Uno de los primeros documentos conocidos sobre Celada es del año 1066, segundo del reinado de Alfonso VI, con alusión a los reyes anteriores, Fernando I y su esposa Dña. Sancha. Ese documento dice que el sacerdote Velasco dio al obispo don Pelayo el monasterio de San Justo y San Pastor en el lugar que se decía Celada. El documento del año 1073, refiriéndose al mismo monasterio o iglesia, dice que don Pelayo había recibido del presbítero Velasco «Aliam Ecclesiam in territorio aratoy in loco denominato Celata». Hay más documentos que hablan de Celada en territorio del Araduey, pero no vamos a ser como los de la ribera del Órbigo que se inventaron una leyenda sobre la riña entre el Órbigo y el Omaña pro cuestión de un pozo o una laguna. En cuanto al retablo de San Justo y San Pastor (no me reproche el lector si observa que doy un salto histórico) Pascual Madoz se limita a mencionarlo por los años 1840 sin más. Gómez Moreno, por los años 1920, se detiene y lo describe como obra de arte notable: Es grande; del año 1550, como dice un letrero. Tiene tres cuerpos de poca altura, con columnas mitad adornadas, mitad sin estriar. Custodia de dos cuerpos con estatuitas y figura de la Piedad, que recuerda a Juan de Juni. El retablo es muy buena obra de escultura y pintura del S. XVI. Gómez Moreno tenía razón. A pesar del deterioro que ha sufrido, aún se puede apreciar la buena obra del S. XVI. Es obra digna de restauración y hasta siento no poder añadir más aquí sobre ella. El siguiente es un dato muy curioso, que no quiero dejar sin mencionar. Los de Celada no tendrán la menor noticia sobre él. Me refiero al Cristo de los Arroyabe del año 1586, que estaba en un retablo colateral. Lo sabemos por el dato de una cláusula de testamento que dice: Declaro que yo, Juan Martínez de Arroyabe, hijo de Juan Martínez de Arroyabe y de Elvira Elisalde, vecinos del lugar de Arroyabe, a una legua de Vitoria, pagué la hechura de un Santo Crucifijo que está en el altar colateral y que costó doce ducados. Como se puede ver, hay algunos datos sobre la Iglesia de Celada que quedan en celada, como haciendo honor al nombre del pueblo. Aunque también hay otros que se conocen con sólo abrir los ojos de la frente y de la memoria. Con todo, Celada seguirá llamándose de Cea y por eso y por más creo que también llamándole pueblo escondite.