SANTA ELENA
Cómo convertir el barro en arte
Santa Elena de Jamuz cumplió ayer con la tradición de colocar los mayos en los tres pueblos del municipio, en recuerdo a vecinos o a oficios ya en desuso. Imaginación, esfuerzo y talento son los secretos fundamentales de estos muñeco
El municipio al completo participa en esta iniciativa, que se tradujo en la noche del 30 de abril al 1 de mayo en la colocación de 19 figuras en Jiménez, siete en Santa Elena y dos en Villanueva, algunas muy elaboradas y otras realizadas al estilo típico, pero la mayoría muy entrañables. Un jurado compuesto por representantes de medios de comunicación locales y provinciales evaluó ayer los mayos para conceder los premios establecidos por el Ayuntamiento: placas conmemorativas a los tres primeros y tres conejos a cada uno de los participantes. Así, el mayo Mi vaca lucera, de Santa Elena, obtuvo el primer puesto, seguido del Homenaje a don Eliseo, de la misma localidad, mientras que el tercer puesto correspondió a El Granjero, de Jiménez. En cuarto, quinto y sexto lugar, respectivamente, quedaron el Homenaje al cigüeñal, de Santa Elena; La cucaña, y A Teresa la Miguelina, ambos de Jiménez. El jurado fue prácticamente unánime en su veredicto, que tuvo en cuenta la calidad de la figura y de la rima que la acompaña, así como el montaje, el trabajo requerido en cada obra y el resultado final, aunque ensalzó la calidad de la mayoría de los realizados, y reconoció el éxito de participación respecto a años anteriores. Reconocimientos a vecinos En esta edición las propuestas de los residentes en el municipio volvieron a incluir reconocimientos a vecinos, algunos de los cuales aún permanecen vivos, o a personajes conocidos hace décadas, así como a diversos oficios, algunos ya extinguidos. Así, durante todo este mes podrán visitarse mayos dedicados a las comedias, el juego del cuerno, la cucaña, el hortelano, el alfarero, el peregrino, o la hilandera. No faltan tampoco personajes televisivos, como Chenoa o Pocholo, junto a otros tristemente conocidos, como el cámara de Tele 5 asesinado en Bagdad, José Couso, y otros que introducen novedades en su elaboración, con elementos alternativos al barro, como los titulados El Mago de Oz y Matrimonio modelo. La colocación de los mayos se convierte cada año en un ritual, que incluye la obligación implícita de no revelar ni el diseño ni el contenido de la obra durante los preparativos. De este modo, y este año no fue una excepción, cada barrio guarda secreto absoluto hasta la noche del 30 de abril, en la que los vecinos se reunieron para cumplir con esta tradición. De madrugada no eran pocos los curiosos que recorrieron el municipio para ser los primeros en contemplar estas obras de arte. Además, sus autores compartieron en muchos casos cena y comida, convirtiendo la iniciativa en una convivencia que, a buen seguro, se repetirá para degustar los conejos con los que el Ayuntamiento obsequia a los participantes.