Diario de León
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MARTÍN MARTÍNEZ
León

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Querido hermano: Por aquí andamos a la espera; es, un poco, lo que hacía el tío Juanillo con las liebres, a ver que pasa y la que se descuide a la cazuela. Es tiempo de espera, a ver que nos deparan los pactos, que los habrá porque lo de tocar poder mola un montón. Por Astorga, querido, sólo dos posibilidades: confabularse populares y leonesistas, o gobernar los socialistas en minoría, no hay más cera para arder, pues la posibilidad de una «química» entre Perandones y Barriales, se perdió hace muchos años. Hasta la próxima semana nada se sabrá, o quizás tengamos que esperar hasta el mismo día 14. Nolete, después de doce años ha vuelto a las andadas y salió pedáneo del pueblo; no era candidato único, pero como si lo fuera, y arrasó. Es asunto para despacio que hoy quiero hacerte una invitación especial a Expoastorga y al desfile de la Zuiza, el próximo domingo. Allá por el 844, al rey Ramiro I, y sus huestes, los andalusíes le untaron bien el morro a conciencia, en los llanos de Albelda. Y es que el tal Ramiro se le puso chulo a Abderramán y le pasó correo que eso de catar cada año a cien mozas de su reino se había acabado, que se apañara como Alá le diera a entender o que las importara de más allá del Estrecho, y que le esperaba en los campos riojanos para dilucidar la cuestión. La chulería le costó cara a Ramiro. Tuvo que salir de estampida, peñas arriba, hasta lo más alto del monte Laturce. Santiago el Zebedeo, mientras Ramiro se lamía las heridas y descabezaba un sueño, pertrechado en los riscos de Clavijo, se le ofreció en ayuda y a la mañana, dicen, que los cristianos hicieron una escabechina de Dios es Cristo; hasta 60.000 muslimes cayeron. Andaba por allí, así como de portaestandarte _que debe ser un Rajoy o un Caldera de hoy_ un astorgano de la familia de los Osorio quien en la desbandada mora y por aquello del derecho de rapiña, se apañó unos cuantos panderos, atabales y el estandarte aquel con sus lobos bordados. El estandarte se conserva en caja carmesí, viejo de siglos el pobre por lo que hay que sacar una réplica. De los tambores nada se supo, los descuidaron y desaparecieron así que ahora para revivir la Zuiza tenemos que ir a que nos los prestéis los leoneses. Será espectáculo digno de ver desfilar como antaño los zuizones, con rara vestimenta renacentista; doncellas simulando _o emulando_ a aquellas cien vírgenes. Por cierto tenemos que poner al espía a investigar lo de los arcabuces y correr la pólvora, aspecto tan anacrónico, como el traje de la Zuiza para los tiempos del rey Ramiro. La Cámara de Comercio y el Ayuntamiento se esmeran en revivir esa página legendaria de nuestra pequeña historia. Fue el llorado Luis Alonso Luengo quien allá por 1984 invitó e incitó a los poderes políticos y económicos a recuperar la Zuiza. Recogieron el guante y el domingo será la cuarta o quinta vez que se rememora. Daremos la bienvenida a los de Clavijo, invitados de excepción al acto, y tendremos, como no, un sentido recuerdo para el que fuera nuestro Cronista. Y cuando quieras, hermano, te enseño las herraduras del caballo de Santiago grabadas en la peña de La Forti, o las Fuentes de Santiago, camino de Nistal. Dos cosas, dos leyendas relacionadas con esta batalla de Clavijo.

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