Diario de León

| Entrevista | Vicente Martín Sánchez |

«Es más fácil vender uvis móviles que prevenir»

Vicente Martín Sánchez, vocal de León de la Sociedad de Medicina Rural y Generalista en la comunidad

Vicente Martín Sánchez, vocal de León de la Sociedad de Medicina Rural y Generalista en la comunidad

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Vicente Martín, médico de sanidad penitenciaria en la cárcel de Mansilla y profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de León es el presidente del comité organizador del III Congreso de Atención Primaria, que se celebra desde hoy hasta el sábado con el propósito de convertirse en un gran filandón. -¿Un filandón en un congreso de médicos? Suena raro, son tan serios los médicos... -Hemos querido recoger esta tradición leonesa porque en el comité organizador opinamos que la transmisión del conocimiento se debe hacer en un ambiente lúdico y que el rigor de la ciencia no está reñido con la diversión, que facilita la comunicación. Por eso hemos elegido a unos clowns para presentar las conclusiones y desdramatizar lo que se diga. -¿Les tomarán en serio? -Está demostrado que se aprende mejor en un ambiente distendido que donde la gente teme expresarse. Además, se pretende también facilitar el contacto entre los participantes, una de las finalidades de los congresos. -El médico de pueblo, que reclaman, ¿es una especie en extinción en este mundo urbano y tecnificado? -Sí, se está perdiendo y no se puede perder. La Atención Primaria está enraizada en la comunidad y una de las funciones de sus profesionales es conocer a la comunidad y a sus individuos, puesto que de ese conocimiento van a surgir muchas armas terapéuticas. No es tanto reivindicar el médico rural como a alguien que conoce a sus pacientes y sus biografías. Hay que ganar de nuevo esa capacidad de curar con la palabra y no hacer una medicina deshumanizada en la que, como dice un intensivista, cada vez sepamos más y más de menos y menos para convertirnos en absolutos especialistas de la nada. -¿Cuál es la asignatura pendiente de la Atención Primaria? -La Atención Primaria es muy joven y tiene muchas asignaturas pendientes. Su filosofía empieza en la conferencia de Alma Ata (Kazajistán) en 1978. Ante el control de las enfermedades transmisibles, han aparecido las enfermedades crónicas y el panorama ha cambiado mucho. Los nuevos estilos de vida son determinantes de la salud de las colectividades y abordar los problemas desde un sistema hospitalocéntrico o asistencial no se sujeta económicamente. Los costes serían elevadísimos, una caja sin fondo, y además la asistencia especializada no es capaz de resolver estos problemas que están en la raíz de la forma de vida. El principal reto de la Atención Primaria es conseguir que la comunidad participe y se implique en la mejora de su salud. -Pero la gente va al médico a que la curen. ¿También hay que cambiar su mentalidad? -Pues sí, porque si seguimos comiendo embutidos a todas las horas las enfermedades coronarias van a seguir produciéndose. Se trata de prevenir la aparición de enfermedades más que incidir en la restitución de la salud. Pero hay un problema de presupuestos y los recursos van más al nivel asistencial. Vender ambulancias o uvis móviles es fácil. Lo difícil es intentar vender prevención, cuando, además, si funcionas bien no lo vas a notar. -¿Es posible humanizar la atención con el poco tiempo que se dedica a las consultas? -Se precisa la formación continuada y que los profesionales puedan dedicar el tiempo que requieren los pacientes. De ahí nuestra campaña Diez minutos, ¿qué menos? La consulta no debe ser exclusivamente atención a la enfermedad. Los médicos tienen que poder dedicar tiempo a la salud, a la prevención y a la promoción. Pero la Atención Primaria es la pariente pobre de la Sanidad.

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