La distinción se había otorgado a personajes que alcanzaron el éxito profesional en otras tierras
Juan Turiel, primer bañezano del año que no ha dejado la ciudad
El empresario y miembro del grupo Salsa recibe la alubia de oro mañana, de manos del alcalde
El empresario bañezano Juan Turiel Esteban, presidente del consejo de administración de Aluminios San Antonio, recibe mañana la alubia de oro de manos del alcalde de La Bañeza, José Miguel Palazuelo, en un acto que tendrá como escenario el salón de plenos del Ayuntamiento y que comienza a las 20.00 horas. La alubia de oro reconoce la trayectoria profesional y la calidad humana de los bañezanos más destacados. El galardón, concedido por el semanario local El Adelanto Bañezano , se entrega por primera vez a un hijo de La Bañeza que ha desarrollado su labor profesional en la ciudad, ya que, en sus dos ediciones anteriores, la legumbre de metal recayó en bañezanos ilustres que abandonaron su tierra natal -Odón Alonso, músico, y Roberto García-Calvo, jurista-. El editor de El Adelanto, Rafael Cabo, explicaba ayer que Turiel «es un empresario que se ha hecho a sí mismo -proviene de un sencilla familia- y, mediante su actividad, ha llevado el nombre de La Bañeza por todo el país y parte de Europa», motivo por el que se decidió elegirle bañezano del año 2002. Cabo añadió que la candidatura del empresario también se respalda «en su bañezanismo, que le ha llevado a colaborar con distintas iniciativas que han surgido en la ciudad, como su pertenencia al grupo de carnaval Salsa. Juan Turiel fundó Aluminios San Antonio a finales de la década de los sesenta, junto a su cuñado, Benito González Gándara, que falleció ha tres años. En la actualidad, San Antonio fabrica 1.200 productos diferentes, destinados principalmente al mercado nacional de la construcción, si bien la marca ha vendido en países como Portugal, Alemania, Francia y Bélgica. El premio que recibe mañana Turiel consiste en una alubia de oro de ley, colocada sobre hojas de plata y montada sobre un escudo de La Bañeza grabado en cristal. El trofeo se ha realizado en su totalidad en los talleres de la firma bañezana Joyería Nino.