Caboalles de Abajo | El piloto se defiende asegurando que alertó a la Guardia Civil antes de hacer la maniobra
La Junta afirma que el helicóptero que cargó agua en una piscina sí avisó a los bañistas
La denuncia refleja, sin embargo, que 20 personas estaban nadando cuando se realizó la succión
El medio centenar de personas que se encontraban el pasado domingo en las instalaciones de la asociación recreativa Santa Bárbara, de Caboalles de Abajo, cuando un helicóptero de la Junta descendió hasta la piscina para cargar agua por sorpresa, se recuperan del susto. Según la denuncia cursada en el puesto de la Guardia Civil de Villablino por el encargado del centro recreativo, Manolo Rodríguez, 20 personas se encontraban dentro de la piscina en el momento en el que el helicóptero efectuó la maniobra, lo que provocó el pánico y ocasionó magulladoras a una niña de tres años. Rodríguez asegura que nadie les avisó y que fue «una auténtica película de terror» comprobar que el aparato se acercaba y casi se posaba sobre el agua. Sin embargo, el secretario de la delegación territorial de la Junta en León, Javier Lasarte, afirma que el piloto sí alertó a los bañistas y a la Guardia Civil. «Se trata -indica- de un piloto del Ejército muy experimentado, que lleva trabajando 20 años y que realiza las campañas contra incendios para la Junta desde hace cinco. Él, verbalmente, me ha confirmado que efectuó los avisos pertinentes antes de captar el agua en la piscina y que sólo pudo recoger agua una vez, porque cuando volvió se interpuso el encargado agitando los brazos». Los tribunales serán los encargados de dirimir estas versiones contradictorias. Lo cierto es que el helicóptero realizó una parada estática sobre la piscina olímpica del club Santa Bárbara, de 50X25 metros, para cargar agua con la que sofocar un incendio. El encargado de la piscina no entiende por qué se puso en peligro a los bañistas irrumpiendo en unas instalaciones privadas cuando, a escasos metros, se sitúa el embalse de Las Rozas. Oleaje por las hélices También insiste en que los usuarios no pudieron salir de la piscina por el fuerte oleaje que generaron las hélices del helicóptero. «La gente -explica-se agarró donde pudo, ya que no podían salir del agua y tenían las aspas y las patas del helicóptero al lado. Fue de miedo, así que cuando regresó a los quince minutos tuvimos que ponernos delante para que no cargara. Yo me arañé los brazos porque me llevaban las hélices y me sujeté a unos matos, y hubo chillidos y gritos como en una película de miedo». La Junta insiste, no obstante, en que, según las explicaciones del piloto, se actuó correctamente en un caso de emergencia.