Diario de León
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MARTÍN MARTÍNEZ
León

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QUERIDO hermano: Todo arde; los pinares, los rastrojos, los pastizales, los pueblos, los ayuntamientos no veas, las Diputaciones se funden; ya has visto lo del pobre Carrera en Lucillo, donde la Guardia Civil investiga ciertos descuidos. Y es que los leoneses, desde siempre, hemos sido muy dados a darle al pedernal, encender la yesca y mandar todo a tomar por el saco. Según cuentan los que saben de nuestros ancestros -la mayoría asturianos -, antes de asomar los romanos, las bouzas que persistieron hasta anteayer eran el entretenimiento veraniego para esparcir en el otoño cuatro granos de centenos y dos de cebada que harían una especie de morcajo, con las bellotas que se afanaban antes de soltar los rebaños. Sin ir más lejos, donde decimos Buyeiro, hoy nido de lirones caretos con acompañamiento de raposos y «jabalís», históricamente se llama Rozas; lo que quiere decir que algún abuelo nuestro andaba a leche limpia con matorros y tueros para sacar un poco de condumio a la ceniza. Y claro, hermano, esos genes por muchos dos mil años y pico que haya llovido, nevado, escarchado y soleado no se van así como así. Tal que se sigue creyendo, demasiadas veces, que un buen chamuscón con un centímetro de cernada de tojos, urces y escobas darán el ciento por uno, que en primavera la hierba brotará más lozana y la grey ovejuna tendrá mejores «recreos» que, todavía ahora, Nolete dice recreo a los pastos y a la acción de sacar el rebaño una vez «sistiado». Y no hablemos si hay intereses urbanísticos o cazadores de por medio. Y creo, querido, que no es así, pues la experiencia de las dos últimas centurias han demostrado lo contrario, que sobra la yesca; y en nuestro pueblo que siempre se distinguió por su avance, su echar palante, las rozas se han quedado en el nombre del pago; y no queman ni los rastrojos que buen mullido hace la paja; ni siquiera los zarzales donde se arremolina, ahora menos, el ruiseñor y el jilguero, y se apañan unas moras para meter en orujo. Lo que quiere decir que han mamado y practicado eso que tan bien suena ahora de la ecología, sin necesitar a los cuatro teóricos de ciudad que intentan dirigir desde un despacho las acciones culturales del agro; es que cuando uno se pone pijo le salen estos palabros, que quieres. El caso es que ahora nos quieren rodear, sitiar, acoquinar más. Algo así como Ecologistas en Acción intenta meter la jeringa en el Valle de Portugal. Curiosamente, cuando se fraguó el atentado del vertedero, digo del CTR, nadie abrió el pico a pesar de la certeza del rico acuífero y las arcillas con un alto grado expansivo; nadie se inmutó y dejaron la zona a su suerte, aumentando aquel rumor de complicidad con los promotores. Y ahora, en defensa de ese medio ambiente que ellos propalan, quieren que las inmediaciones del CTR, sin terminar, reciba esas balas de basura que se almacenan en las cercanías de Santa María del Páramo. Supongo, hermano, que esos ecologistas pensarán que a las gentes, a las que algún día afectará el macrovetedero les dará lo mismo; comenzar a sufrir los inconvenientes unos cuantos meses antes no tiene mayor importancia; por lo cual mejor es guardarse los calificativos que se pueden producir para estos señores que tan preocupados están por el medio ambiente, que en este casi sí que solamente es medio. Y al final uno se pregunta a qué juegan estos ecologistas, a la vez que se ve, con cierto grado de desesperanza, el desarrollo de la lucha para defender las cuencas del Órbigo y Tuerto. Estoy seguro que la Asociación saltará en breve. Iba a escribirte -no tardaré- de Sendo y ese retablo que nos retrotrae al Renacimiento, por los artistas y los mecenas; debe verse, como la exposición que abrirá el sábado Escarpizo, aquí en Astorga. Estás invitado.

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