El mayor amante de la montaña

La casa del parque regional de Picos de Europa ubicada en la localidad de Lario acoge desde hace días una exposición sobre José Ramón Lueje «el amante de la montaña», coincidiendo con el centenario del nacimiento de este amante de la montaña oriental leonesa y que tras sus muchos años recorriendo los Picos de Europa almacenó más de 16.000 negativos sobre sus paisajes y sus gentes, además de una amplia colección de croquis, mapas y apuntes personales. José Ramón Lueje (1903-1981) llegó a principios de la década de los años treinta hasta Valdeburón recorriendo el camino histórico que va desde Infiesto (su pueblo natal) hasta Campo de Caso y Tarna siguiendo las tradicionales rutas de los cazadores del concejo asturiano de Piloña. Así hizo parada en Lario y se convenció de las maravillas de este pueblo acogedor. En 1934 vuelve acompañado de su esposa María Asunción Córdoba (conocida como Manolita) y su hija Isabelita. Toda la familia quedó prendada del encanto de Lario y Valdeburón, lo que motivó que veraneasen aquí. Entonces Lario era un maravilloso pueblo bucólico y pastoril en el que José Ramón Lueje y su familia iban a pasar una etapa fundamental en su vida, según recuerda el periodista y escritor Manuel Cimadevilla quien ha publicado un libro sobre la vida de Lueje. En Lario les iba a sorprender uno de los veranos trágicos de la contienda entre españoles, así tuvo que irse a la guerra y dejar su familia en Lario. Debido a ello en Lario nació el 31 de octubre de 1936, Pedro Lueje Córdoba, quien se ha acercado, estos días, a su pueblo natal para conocer y recorrer la exposición sobre su padre. En esta visita Pedro Lueje estuvo acompañado de sus hijos José Ramón y Pedro Pablo. El amor que Lueje tenía a la montaña se recoge en muchas de sus frases: «¿Al trasponer el puerto de Las Señales, que se abre entre el pico Remelende y el del Pinar, deslumbra al viajero la perspectiva de Valdeburón: el valle más delicadamente hermoso de toda la montaña leonesa? El valle es una antesa la estratégica de la cordillera Cantábrica, de ahí nosotros emprendimos las mejores marchas hacia la montaña, esas excursiones que son fiesta de alma, y partiendo de Lario, que es el más hermoso y el más acogedor de los pueblos». En toda esta comarca Lueje entabló muchas amistades con toda la gente del pueblo a quien no cansaba de fotografiar con cámara Contax , realizando todo un impresionante reportaje histórico en tiempos en los que no era frecuente este tipo de aficiones. Volcado en su amor a la montaña y en la toma de datos constantes para que sus conocimientos fuesen compartidos por los demás montañeros, no paraba de escribir sobre sus rutas con un detallismo ejemplar. Curiosamente sus valiosos e innovadores escritos fueron publicados solamente en revistas montañeras o similares y libros, pero nunca en periódicos. Promoción de Picos de Europa Lueje pretendía que se abriesen nuevos caminos a la promoción turística de los Picos de Europa y así el marqués de Santa María del Villar aprovechó un viaje en 1956 con el jefe del estado, el ministro de obras públicas y el director general de carretera por León, Sanabria, Barrios de luna, Valdeón y Riaño para que fuese realidad la realización de la carretera de Pandetrave a Posada y de Posada por Panderrueda. El marqués de Santa María del villar y Lueje aunaron fuerzas para tratar de lograr en 1957 una pista de acceso a Bulnes. Tal y como indica su hijo Pedro Lueje, su padre tenía tal amor hacia la montaña que pretendía darla a conocer a todos y que ésta estuviese abierta a quienes quisieran acercarse a ella. «Mi padre nunca hubiera entendido esas limitaciones que ahora se ponen para acercarse a la montaña y a la naturaleza. Para él la montaña tenía que ser un lugar de libre acceso para que la gente la vaya conociendo, amando y a su vez sea educada en su respeto». Lueje fue ante todo un montañero apasionado, un andarín enamorado de los valles y cumbres de la cordillera Cantábrica donde encontró algunos de sus escenarios preferidos, algunas de sus cimas más deseadas. Ha sido uno de los más acreditados divulgadores que ha tenido la cordillera Cantábrica y gracias a ese afecto por los montes de lo que hoy es el Parque Regional de Picos de Europa todos pueden disfrutar de sus imágenes y notas de campo que hablan de un pasado cercano en el tiempo pero cada vez más olvidado.