OPINIÓN
El camarín de Nuestra Señora de Gracia
MANSILLA, aunque su nombre significa alto, descanso y estancia, es un lugar de paso. Pasa la carretera, que hasta no hace tanto, atravesaba el pueblo. Pasa el río Esla, o mejor sus aguas, por los dos puentes, el viejo y el nuevo. Todo parece dispuesto para pasar en Mansilla, pues aunque estuvo rodeada de murallas, tenía sus puertas a los cuatro lados para pasar al entrar y al salir. Mansilla es villa histórica. Me refiero a Mansilla de las Mulas, nombre que aunque responde a alguna realidad histórica, por aquello de las ferias, no es el apellido que mejor le cuadra y menos aún como para haberlo adoptado como escudo y emblema de la villa. Me refiero a lo de la mano en la silla, que mirado a la luz de la verdad histórica, me parece poco menos que una coz o gesto de rechazo. No insisto más en ese sentido, porque mi tema de hoy sobre Mansilla trata de un punto más concreto y documentado. Es sobre el dato de la construcción del camarín o presbiterio de la ermita de Nuestra Señora de Gracia, patrona de Mansilla. Resulta llamativo que en varias publicaciones históricas que se han escrito sobre Mansilla, nada se dice con respecto a la ermita de Nuestra Señora de Gracia. A lo más, una breve alusión. Madoz, en su diccionario del año 1845 dice escuetamente: A las afueras, la ermita de Nuestra Señora de Gracia, Patrona de la villa. Isidoro González Gallego, en Mansilla una villa bajomedieval, se limita a mencionar el Libro de Muertos de Nuestra Señora de Gracia 1839-1907 . Por mi parte, he de decir la verdad: alguna vez me tentó la decisión de dedicar algún tiempo a la historia de Mansilla, al ver en los archivos tantos legajos dedicados a la villa, pero al fin hice como el agua del Esla, pasé hacia más allá. Lo de hoy es sólo un sencillo apunte. Se trata sobre una escritura que habla del camarín, cabecera o presbiterio de la ermita de Nuestra Señora de Gracia. Un granito de arena, pero también aquí se cumple lo de que un grano no hace granero, pero ayuda al compañero. La escritura es del 31 de agosto de 1705 y dice en resumen: «Francisco de León y Juan Antonio Fernández, maestros albañiles de la ciudad de León, por mandado del Licenciado don José Erce Miranda, abogado de los Reales Consejos, Corregidor de la villa de Mansilla y su jurisdicción, se determinó el fenecimiento de la obra del camarín de Nuestra Señora de Gracia para lo cual se pusieron edictos. Hicimos postura en 860 reales y una carga de trigo, que se nos han de pagar el día después de comenzada la obra, el catorce de septiembre venidero y en total, acabada la obra». Y continúa: «Se nos darán los materiales necesarios. Daremos comienzo el catorce de septiembre sin levantar la mano hasta fenecerla. Admitimos el examen de personas entendidas y aceptamos las leyes pertinentes. Son testigos don Marciel Moscoso y Prado, cura de San Martín y don José Pérez. Lo firman ante el Escribano Alejandro de la Sierra Trapaga». He visto varias veces la ermita de Nuestra Señora de Gracia. Creo que la obra de 1705 subsiste, aunque haya habido alguna intervención secundaria posterior, por ejemplo, algún blanqueo, y algún otro elemento decorador. Pero sobre todo está ella, la patrona, la Virgen de Gracia, que es la gracia de la casa y de los mansilleses, que también graciosamente le corresponden. Quise mencionar ese detalle del camarín, que lo es de la Virgen y de sus devotos de Mansilla, como pequeño trono de lo que la devoción mariana significa en Mansilla de las Mulas.