A Castrillo por autopista

Como lo leen porque para llegar a Castrillo de San Pelayo, hay que pagar el peaje de una posible llanta reventada o de un posible esguince de cualquier músculo, ya que por ese trozo de carretera que va desde el cruce de Buenos Aires hasta Castrillo, no se aventurarían a pasar ni nuestros antepasados los romanos. Ellos que construyeron calzadas, se quedarían boquiabiertos ante la dejadez y la desidia de quienes sean responsables porque mas que carretera, parece un sendero ancho con algún que otro islote de asfalto. Para mas inri y sin saber el motivo, se ha arreglado la carretera desde Hospital hasta Huerga de Frailes, menos este trozo de vía. Por eso sus usuarios, van a tener que hacer el trayecto en tramos. Un tramo que les llevará desde Veguellina de Órbigo a Castrillo en piragua, y luego ya pueden reanudar el viaje en vehículo de motor. Otra alternativa es volver a la época de nuestros ancestros y cabalgar a lomos de un buen macho. Los vecinos de Castrillo de San Pelayo se encuentran muy indignados, no es para menos. Pero es que no solo para ellos es negativo este desarreglo que nadie se explica porque todos los que pasan a diario por esta carretera sufren las consecuencias. Desde luego no se entiende como una vez tomada la decisión de hacer el necesario arreglo en la carretera, que por otro lado ha costado años, malestares y averías en los vehículos, se deja un trayecto de la misma sin tocar. Los habitantes de Castrillo no se explican tamaño error, pero exigen que se les dé el mismo trato que a los demás pueblos por los que pasa la carretera. Cualquiera que se acerque al pueblo, podrá observar las pancartas de disconformidad y los escritos en la carretera. Es de suponer que esta situación sea resuelta lo antes posible y que a quien competa tenga ya in mente poner manos a la obra mañana mismo. Sobre todo porque el bien común es uno de los bienes a respetar a priori. Post Data: La cazuela de Manuela. Primer ingrediente: ¡Nunca Máis! Segundo ingrediente: ¡No a las guerras! Preparación adecuada: Batir los ingredientes hasta que no queden ni las exclamaciones y luego enviar a las calderas de Pepe Botero para que la mezcla hierva hasta el final de los tiempos.