Diario de León

| Análisis | El estado de la arquitectura tradicional en Valencia de Don Juan |

Plaza Chica, número 2

El inmueble tiene un aspecto parecido a éste en la actualidad

El inmueble tiene un aspecto parecido a éste en la actualidad

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Javier Revilla - valencia de don juan
León

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Un progreso mal entendido se ha llevado por delante en el último siglo la práctica totalidad de las construcciones tradicionales de Valencia de Don Juan. Sí, Coyanza es hoy una localidad próspera y con futuro, nadie lo puede negar, pero no somos pocos los que pensamos que el desarrollo industrial y urbanístico no es contrario a la conservación del patrimonio. A pesar de todo, aún quedan contadas excepciones que permiten hacernos una idea de cómo era arquitectónicamente esta villa en un pasado no tan remoto. Existe una vivienda que todavía mantiene toda la plenitud de la arquitectura que, hecha con los más pobres materiales, reúne en sí toda una serie de técnicas, estrategias y habilidades constructivas cada vez más valoradas por los arquitectos actuales. Me refiero al número dos de la plaza de santa María -la popularmente llamada plaza chica-, una casa de dos alturas, realizada vaya usted a saber cuándo pero que sin duda se trata de la más antigua edificación no palaciega de cuantas quedan hoy en pie en todo el casco urbano coyantino. Revoques que tapan la historia Sus muros presentan en la actualidad un revoque que oculta los verdaderos materiales con que está realizada, que no son otros que el adobe rellenando un complejo entramado de madera que constituye todo el piso superior. El acceso a su interior se realiza desde la mencionada plaza sobre la que vuela una gran habitación que constituye un sobrado apoyado en tres pies derechos. Y digo que vuela pues si se fijan -sitúense bajo el mismo- todo ese sobrado no termina a la altura de la carrera (la viga que descarga en las zapatas y éstas a su vez en los pies derechos) como es lo más habitual, sino que desde el apoyo continúa volando sobre el suelo casi un metro más a modo de voladizo, retando a las leyes de la gravedad en una demostración de técnica por parte de sus constructores, que consiguieron así ganar el máximo espacio habitacional. Balcón de forja Un ventanal abierto hacia el oeste permite a sus moradores salir en verano a tomar el fresco y de paso gozar de una privilegiada vista del castillo. Centurias atrás desde el mismo balconcillo de forja también se podía disfrutar de la desaparecida parroquia de santa María, que muy probablemente ganaría a esta humilde casa en el número de pies derechos que presentaría hacia la plaza homónima. No en vano, la presencia hoy de este pequeño espacio porticado debe hacernos pensar en una plazuela casi totalmente asoportalada al menos ya en los siglos XVII y XVIII, testimonio físico de que aquí, al igual que en otras plazas y rincones coyantinos, se celebraban mercados y ferias. Y es que no sólo los propietarios de esas viviendas se beneficiaban al ganar metros habitables, sino que con ellos las localidades poseían una gran cantidad de espacios públicos resguardados de las inclemencias del tiempo -sobre todo de la lluvia- donde celebrar dichos intercambios comerciales además de todo tipo de reuniones y encuentros. Hipotética reconstrucción El dibujo adjunto indica el estado actual y la hipotética imagen de cómo podría ser esta antigua construcción tras una sencilla consolidación y restauración de la misma. Es simplemente una idea, pues el revoque actual no permite saber con seguridad cómo se dispone el entramado de madera del piso superior, si a base de simples piezas verticales de madera rellenas de adobes, -como se ha llevado al dibujo-, o por medio de tornapuntas dispuestas de forma oblicua y también rellenas de barro. Avanzado deterioro El avanzado estado de deterioro que sufre esta edificación es hoy considerable, lo que a muchos nos hace temer que en no mucho tiempo pueda repetirse la imagen de la destrucción. Una vez más son las autoridades quienes tienen la última palabra. Yo me limito a advertir sobre la progresiva podredumbre de sus vigas y a ofrecer la idea de que, por su céntrico emplazamiento, la recuperación de este edificio sería idónea de cara a un aprovechamiento cultural o turístico. Apoyo para la conservación Es más, si no fuera posible su adquisición por parte de ninguna institución pública no debe desecharse un apoyo económico a sus propietarios para su salvaguarda. ¿A caso no se subvenciona la restauración de castillos, palacios, iglesias y monasterios cuando son de posesión privada? Dicho patrimonio monumental es conservado con fondos públicos cuando sus dueños, nobles y clérigos, no pasan precisamente por estrecheces económicas, así que ya es hora de que se dé un mismo trato a la arquitectura tradicional.

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