Diario de León

Secretario general de la Agrupación socialista de Valencia de Don Juan

Bienvenida a José Luis

Publicado por
Alberto Pérez Ruiz
León

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Me dirijo a José Luis Rodríguez Zapatero que el pasado domingo visitó Valencia de Don Juan para participar en la vigésimo primera Fiesta Campesina organizada por el Sindicato Agrario UGAL-UPA. Me hubiera gustado darle esta bienvenida antes de su llegada, pero no me enteré a tiempo, cosa que lamenté lógicamente si se tiene en cuenta la importancia que para una Agrupación Socialista como la que me honro en presidir y que se cuenta hoy, aunque haya quien se resista a reconocerlo, entre las diez más numerosas de la provincia leonesa, tiene la visita de la máxima autoridad nacional de su formación política. Pero no es mi intención entrar hoy, tiempo habrá de ello más adelante, a criticar este aspecto del funcionamiento de nuestro Partido que se resiste a tratar a las Agrupaciones con criterios objetivos y lo hace en función de su mayor o menor docilidad con respecto de los que mandan. Hoy quería limitarme a agradecer a nuestro líder su visita, a felicitarle por su duro trabajo de oposición ante un PP que está despreciando las más elementales reglas de la convivencia democrática y a decir en público lo que me hubiera gustado haberle dicho en privado con el mejor deseo de contribuir con mi pequeña aportación a ese objetivo que hoy nos es tan necesario y a la vez tan difícil de conseguir como es el funcionamiento democrático de los partidos políticos. Con motivo de la crisis de la Asamblea de Madrid se ha demostrado, que ese funcionamiento a que nos referimos deja mucho que desear. Y no podemos consolarnos con la creencia de que el Partido Popular está aún peor porque en él ni siquiera se producen los intentos democráticos de que el PSOE, en comparación con él, podría hasta enorgullecerse. También en nuestro partido hay graves carencias en ese campo que han alimentado en las bases un descontento que pueden ir creciendo en adelante. Este déficit democrático se ha puesto de manifiesto, por ejemplo, en la elección de los órganos de gobierno de la Mancomunidad de Municipios del Sur de León (MANSURLE). Hay varias cuestiones que con este motivo han aflorado y que son dignas de comentarios que haremos cuando llegue la oportunidad. Pero nos hubiera gustado decirle a José Luis que los militantes de Valencia de Don Juan, la máxima Agrupación Socialista de nuestra comarca con muchísima diferencia aunque no sepamos exactamente con cuánta, no debemos ser ninguneados como lo hemos sido en un tema que nos afecta tan directamente. Eso ni es democrático, ni es ético, ni nos puede llevar a ningún buen resultado. En política no vale todo sino que hay que proponer, debatir y votar, siempre respetando las normas de funcionamiento, algo que en este caso no se ha hecho. Y una segunda cuestión que me hubiera gustado insinuarle para contribuir a evitar en el futuro contrariedades como la de Madrid es que así como las malas plantas pueden nacer y crecer en cualquier sitio y a veces es difícil evitarlas y más aún erradicarlas, mucho se puede hacer en ese aspecto. Y no sería bueno, aplicando a la política este símil botánico, que hoy fomentásemos el crecimiento de los «tamayos» de dentro de unos años. Me hubiera gustado recordarle que hace ya mucho tiempo yo mismo tuve en la Diputación un «tamayo» en cuyo crecimiento él tuvo bastante que ver, que no apareció a votar el día que me eligieron por segunda vez presidente de la Institución provincial creando una situación realmente complicada que solo se salvó porque hubo más sentido común por parte de todos que en Madrid el pasado 10 de junio, y que más adelante le hizo sufrir mutatis mutandis casi tanto como el tamayo de verdad dieciséis años más tarde. Y hubiera terminado mis consideraciones intentándole hacer ver que ahora por nuestros pagos se están alimentando algunos peligrosos tamayos que pueden llegar a sazón dentro de poco si no se evita a tiempo. Y todo ello se lo hubiera dicho con la misma franqueza, lealtad y afecto con la que le agradecí el saludo que me hizo al llegar y la efusiva despedida a la hora de su partida. Creo que los políticos, al menos los que podíamos llamar «políticos de verdad», deben poner por encima de las posibles discrepancias de criterio el respeto y el espíritu de servicio al partido y sobre todo al pueblo al que ese partido debe dedicar su actividad. Y sabe también que por encima de esas diferencias que hemos tenido entre nosotros, el que esto escribe se encuentra entre los que siempre han intentado parecerse a esos «políticos de verdad» aunque no siempre lo haya conseguido.

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