La familia que perdió su casa por un incendio residirá en las escuelas

La familia Carrera Pérez, que en la noche del pasado jueves vio cómo un incendio destruía por completo su vivienda, residirá en las antiguas escuelas del pueblo hasta que encuentre una salida a su situación, gracias a un acuerdo de la Junta Vecinal de Lucillo. La vivienda, en el número uno de la calle de Astorga, fue pasto de las llamas después de que se originase un fuego en una dependencia que en otro tiempo sirvió como pajar para, después, extenderse por todo el inmueble. El motivo del siniestro, que se originó sobre las 20.30 horas del jueves, pudo ser un cortocircuito, según señaló la familia. Hasta el edificio en llamas llegó en primer lugar un camión de extinción de incendios forestales de la base de Tabuyo, al que se unió la dotación de bomberos de Astorga y, posteriormente, otra de León, sobre las 21.30 horas. Los tres equipos lucharon contra las llamas hasta pasadas las 22.45 horas, bajo la atenta mirada de los habitantes de Lucillo. Los bomberos tuvieron que tirar toda la cubierta del edificio que no se había derrumbado a consecuencia del incendio para facilitar su labor. Quemaduras leves Tres dotaciones de la Guardia Civil se encargaron de regular el tráfico y velar porque se mantuviera el orden público. También se desplazaron hasta Lucillo la uvi móvil con base en La Bañeza y una ambulancia. La uvi móvil atendió a los propietarios de la casa, Antonio Carrera, de 68 años, y Esperanza Pérez, de algunas quemaduras leves, sin que hubiera que lamentar ningún otro tipo de desgracia personal. Los vecinos de Lucillo que presenciaban el suceso explicaron que nada pudieron hacer contra las llamas hasta la llegada de los servicios de extinción de incendios, si bien la familia pudo salvar algunos enseres que se encontraban en el interior de la casa, como «un sofá, la lavadora y alguna cosa de poco tamaño», según explicó Jesús Carrera, hijo de los propietarios de la casa siniestrada. Los tres afectados por el fuego pasaron la noche del jueves al viernes en el domicilio de un familiar y vivirán provisionalmente en las escuelas del pueblo ante el estado de ruina total que presenta la vivienda: prácticamente sólo quedaron los muros de las fachadas y el que formaba la principal amenazaba con caerse.