Dos pintores

QUERIDO hermano: Mucho me había extrañado tu silencio. Y sobre todo tu ausencia en dos acontecimientos tan singulares como los que tuvimos en el mes de agosto. Sí, te eché de menos en la inauguración del retablo de San Justo, donde Sendo ha puesto alma, corazón y vida, también sensibilidad. Como diría la abuela, esa iglesia quedó vestida; claro que después del retablo tendrían que ir pensando en las paredes restantes que, ahora, desdicen mucho. Si todo el conjunto impresiona, no sé si por querencia al Camino, o por qué es, me quedo con el frontispicio del retablo; la fuerza y la profundidad que le ha dado a ese paisaje del Crucero, con el peregrino en marcha, en pleno esfuerzo y el cansancio que se le adivina, me han emocionado. Cuando vayas a verlo encontrarás muchas caras conocidas entre los personajes allí representados, detalle que ha tenido Sendo incorporando retratos de gentes del pueblo aunque en algunos casos, como el de su cuñado, lo haya disimulado con una florida barba. Ya le dije que sería muy conveniente dejar asentados, en la memoria, los nombres de cada uno, por aquello de la pequeña historia local. Que el día de mañana sepan quienes fueron los protagonistas del arte. Asimismo te puse falta en la exposición de Escarpizo. Te decía en la penúltima que aquello había sido como una peregrinación. Más, bastante más, de mil personas desfilaron por la sala. A excepción de algunos que estábamos en el secreto, todos buscaban el Escarpizo de los últimos años; el acuarelista consumado, restacador de monumentos rurales y paisajes de la comarca, puntilloso en recoger datos etnográficos y plasmarlos en sus cuadros para conservar la memoria histórica de algo que se nos va, irremediablemente, como el agua en una cesta. Y no; la sorpresa se reflejaba en el semblante de cada uno al acceder al recinto expositivo. Se presentaba un Escarpizo distinto, intimista, introvertido, inmerso en la poesía pictórica, volcado en sus mínimos cuadros que agrandaban la figura del creador; y mira bien que no digo investigador que es vocablo al que Benito siempre le ha mostrado cierto repelús, asegurando que tras el mismo lo que se esconde, en muchas ocasiones, es una absoluta mediocridad. Cada obra lleva como soporte mínimos versos, como haciendo juego con el cuadro, de diferentes poetas muchos de ellos de estas nuestras tierras leonesas. Creo que ha sido una conjunción perfecta entre la poesía y la pintura por lo que, con acierto, tituló la exposición Pinceladas y versos ; con ello ha logrado un maridaje visual excelente, clave del éxito logrado, aunque mostrara una nueva faceta en su quehacer artístico, sorpresiva y enriquecedora al máximo. Te diré que ahora anda rumiando otro gran proyecto que todavía no es tiempo de desvelar que será sorprendente y aumentará el acervo artístico de la comarca. A su debido tiempo. Espero, hermano, que hayas disfrutado de ese asueto, más relajante del que disfrutas los otros once meses; espero que enfiles el otoño con salero y ganas que ya lo tenemos a la vuelta de la esquina. Por aquí andamos, todavía, con la resaca del Certamen Nacional de Cortos que, cada año, va afianzándose más y más en ese mundillo cinematográfico tan de capa caída últimamente. Acierto fue -creo yo- ese homenaje que se tributó a Francisco Ayala, dando especial satisfacción a nuestro alcalde, toda vez que es uno de sus escritores favoritos; pena fue la forzada ausencia del homenajeado, que los años y la salud no perdonan. Hay quien dice que tres semanas es demasiado pero, a lo mejor es un buen camino para inculcar a los astorganos el gusanillo, que de todas las maneras lo tienen bien arraigado. La experiencia debe repetirse y a ver que pasa.