Unidos por la tradición

El buen clima que reinaba en la mañana de ayer en la ribera del Torío ayudó a que cientos de personas se dieran cita en la popular romería de las Manzanedas, que cada año acoge el santuario de la localidad de Manzaneda, patrona del Ayuntamiento de Garrafe. Desde primeras horas, los coches se iban agolpando en los alrededores del santuario y la festividad conjugó de nuevo en perfecta armonía la tradición religiosa y la alegría popular. Todo ello quedó patente tanto en la procesión, con la patrona a hombros que se celebró tras el acto litúrgico presidido por el párroco de la localidad con otros ocho sacerdotes, como en la paellada. Antes de que se oficiara la misa solemne, tuvo lugar en el exterior del santuario la procesión con la imagen a hombros, en la que los romeros vivieron con intensidad el fervor y tradición. Una vez finalizado el acto, los cientos de romeros disfrutaron del tradicional concurso de jotas, mientras que otros tomaban un aperitivo en los bares preparados para la ocasión antes de la paella. Monumental paellada Otro de los acontecimientos que se vivió durante la romería fue la hora de la paella, elaborada por Domingo Rebordinos, que contenía un total de cien kilos de arroz, además de otros alimentos, como cerca de 100 kilos de carne de pollo y conejo, casi 200 kilos de marisco, calamares, congrio y berberechos, y verdura, eleborada con 20 litros de aceite. Este plato, que se degustaba de forma gratuita, iba acompañado de escabeche y vino. En la romería estuvieron presentes diversas personalidades del mundo de la política, encabezadas por la alcaldesa de Garrafe, la popular Carmen González Guinda y el resto de miembros de la corporación municipal, además de los diputados provinciales, Francisco Castañón y Cipriano Elías. La alcaldesa de Garrafe, donde pertenece Manzaneda, destacó el carácter festivo de la romería y mostró su satisfacción por el numeroso público. «Seguimos con la tradición donde cada año acuden más romeros a pasar el día ». Los orígenes del santuario se remontan a los últimos años de la monarquía asturiana, a finales del siglo IX. Posteriormente el obispo de León lo anexionó a la catedral. El actual templo data en su mayor parte del siglo XV. En el siglo XVIII el santuario adquirió un retablo barroco. La imagen de la Virgen es de piedra.