Que cien días no es nada

AL PARECER han pasado ya los cien días de rigor que suele darse de plazo a los nuevos gobernantes para poder ver al menos sus intenciones. No seré yo quien diga si es un periodo de tiempo suficiente o no para evaluar correctamente nada, ni siquiera las intenciones. Más aún, si hacemos caso del tango que dice que veinte años no es nada... Menos lo son cien días... Pero por no ser menos que todos estos que hace los análisis de una corporación basándose en sus cien primeros días, vamos a mirar de soslayo las maneras en que se gobierna en el, todavía, cuarto ayuntamiento de la provincia, aunque al paso que vamos no se si continuaremos manteniendo este puesto, al ritmo que el personal abandona el Valle. Sobre esta abandono masivo habría mucho que hablar, pero no se debe de criticar así a la ligera que los prejubilados, jóvenes en su mayoría, busquen otras alternativas para sus hijos, lejos de un lugar donde educativamente no se siguen unas líneas y unos criterios serios. Con un personal docente sin continuidad, salvo raras excepciones. Volviendo al tema que nos ocupa, el de los cien días, aún cuando sé que han pasado unos cuantos más, comenzaremos por la crisis financiera municipal. Creo haber opinado ya al respecto, y el decir que no estaban al tanto de que las arcas municipales estaban vacías, como han manifestado desde el PSOE gobernante, es faltar a la verdad. Si así fuera serían los únicos en no enterarse de que cogían una casa en ruinas... Me parece muy bien que el nuevo delegado de la Junta esté dispuesto a financiar los proyectos municipales paralizados por falta de fondos, tal y como manifestaba el pasado agosto. Pero no basta con promesas, hay unas cuantas obras comenzadas por la anterior corporación paralizadas por falta de fondos y hay que acabarlas ya. No seré yo quien diga que las obras a medio realizar fueran en su momento, ni lo sean hoy, lo más necesario para Laciana, pero ahí están y hay que terminarlas. Tanto el matadero, centro del urugallo, piscifactoría, el hospital comarcal, que está funcionando como un ambulatorio, son obras que están a medias y necesitan rematarse. Para ello es necesaria mucha mano izquierda, más cuando el PSOE no goza de una mayoría absoluta en el consistorio. No se yo si Angel Crespo, actual regidor de los destinos del máximo organismo lacianiego, sabrá estar a la altura de lo que se le exige en este momento. Hay que olvidarse ya de que en Laciana no existió una reconversión de un sector en declive hacia otro, solamente el sector dominante está casi desaparecido y no se le buscó alternativa. Hay que olvidarse de que la culpa de todo esto que ocurre la tienen principalmente las administraciones central y comunitaria, pero hay que recordar que desde Laciana no se hizo nada al respecto para que esto funcionase de otra forma. Las luchas siempre fueron encaminadas hacia otras minucias y no hacia lo importante. Lo pasado pasado está, de nada vale volver la vista atrás y buscar culpables, más cuando lo somos todos. Ahora hay que buscar lo que nos une y sacar a flote este barco medio hundido que es Laciana. Costará mucho trabajo el hacerlo, pero debemos de pujar todos en el mismo sentido. De nada vale que los unos tiren por un lado y los otros por otro, cuando lo que hay que hacer es tirar todos juntos. Por eso el alcalde debe de buscar aliados, no enemigos. No ya en su entorno municipal, sino a nivel provincial y dentro de los suyos. Ya Miguel Martínez su secretario provincial del PSOE le recordó al respecto de la polémica habida, por la no inclusión de ningún concejal lacianiego en las listas a diputado provincial, el poco peso que Laciana tiene con sus escasos 300 afiliados. Si como parece todos le abren los brazos: delegado de la Junta, presidente de la Diputación, secretario provincial del PSOE, él debe de aunar esfuerzos y dirigir esta corporación hacia el éxito. Pero debe de comenzar ya el movimiento hacia delante. Mañana será tarde.