La iglesia no atraviesa un ciclo bajo, dicen los obispos del área de Oviedo

José Vilaplana y Camilo Lorenzo, obispos de Santander y Astorga, junto a Carlos Osoro, arzobispo de Oviedo, provincia eclesiástica a la que pertenecen estas diócesis y la de León, defendieron ayer que la iglesia no pasa por un ciclo bajo, pese a la reducción de las vocaciones y de los católicos practicantes, que sí admitieron. Los prelados, que participaron junto a su homólogo de León, Julián López, en un encuentro de formación sacerdotal en la capital maragata, consideraron muy importante el mantener la convocatoria semanal de misas, a las que calcularon que acuden diez millones de españoles, en el momento en el que «hay más ofertas para la gente, y la sociedad es más plural», por lo que pidieron que no se compare el momento actual con otros precedentes, «que eran distintos», señalaron. Osoro, Vilaplana y Lorenzo coincidieron en señalar que sus respectivas diócesis incluyen núcleos muy diseminados y en ocasiones poco poblados, que obligan a veces a los sacerdotes a recorrer largas distancias para atender a todas sus parroquias. «Cuando uno tiene un corazón de pastor, los kilómetros no importan», señaló en este sentido el arzobispo de Oviedo, que añadió que la formación sacerdotal ayuda a los religiosos a adaptarse a este hecho. Además, Osoro consideró como situación ideal que cada parroquia cuente con su sacerdote, pero vio aceptable que, en determinadas zonas, un laico con la preparación adecuada cumpla con esta misión. Medios de locomoción Vilaplana estimó que la iglesia «no carece de sacerdotes en comparación con Cuba y otros países», y recordó que «ahora existen medios de locomoción para acudir a misa a la parroquia de al lado». Los obispos coincidieron en atribuir el descenso de las vocaciones a la reducción de la natalidad y el cambio cultural que, a su juicio, afecta al sistema de valores, entre otros factores. Además, abogaron por el diálogo con los jóvenes y el fomento de la familia cristiana como vías para paliar la situación. En este sentido, Osoro consideró que «la crisis sacerdotal está conectada con la crisis de la fe». Sobre la posibilidad de que la iglesia no haya evolucionado al mismo ritmo que la sociedad, el arzobispo apuntó: «Si la evolución es perder dimensiones del ser humano que no son las que describió Jesús, esa evolución no es positiva». Finalmente, Lorenzo indicó que «seguir el Evangelio puede ser costoso para las actuales apetencias humanas». «Cuando uno tiene un corazón de pastor, los kilómetros no importan » CARLOS OSORO Arzobispo de Oviedo