La Codorniz muestra sus delicias

Los pucheros y útiles de pereruela que nuestros abuelos usaron buscando la felicidad gastronómica durante años han quedado como piezas de museo. Todo un lujo cargado del buen hacer y experiencia que han pasado de padres a hijos. En recuerdo de ellas, un año mas -y van once ya-, el hostal La Codorniz reúne entorno a la mesa unas jornadas gastronómicas referidas al mundo de la caza, con un amplio y variado surtido de productos tratados con el cariño y buen hacer de los responsables de la cocina, Lidia Mejía y Carmelo Vega. Los dos se encargan de hacer realidad unas jornadas que como ellos mismos apuntan van en un constante incremento de publico deseoso de disfrutar y compartir la buena mesa y buen comer. «La cara de satisfacción de nuestros clientes es lo que nos anima a preparar de forma continuada estos días tan especiales», afirman. El público, cada vez más conocedor de la variedad de los productos de la caza y del buenísimo hacer de los dos hosteleros, aguardan con impaciencia a que lleguen jornadas como las recientemente inauguradas. Aquellos que se quieran acercar al precioso hostal facundino también tienen tiempo hasta el próximo día 9 de diciembre. En cada edición de las jornadas gastronómicas de la caza en La Codorniz, los responsables de la cocina dan forma y vida a un amplio y variado abanico de platos donde el mundo de la cinegética se convierte en protagonista a través de la mezcla de cocinas internacionales y española en platos excelentemente elaborados. Los manjares que se ofrecen durante la cita de todos los diciembres en La Codorniz, son un conjunto de productos donde la elaboración de estos requieren de un amplio conocimiento y dominio, conjugándose tiempo y elaboración sin olvidar la siempre bien vista decoración del salón de San Facundo. Este salón del hostal la Codorniz es un prodigioso capricho cargado de buen gusto y criterio a la hora de diseñar un espacio que introduce al comensal dentro del mas puro estilo mudéjar sin necesidad de recorrer la villa en busca de todo este potencial turístico que la Villa atesora. Los hosteleros han recreado en las paredes del salón el ábside de San Tirso, las yeserías del santuario de la Virgen de la Peregrina y el arco de San Benito, la entrada al destruido monasterio benedictino y el pórtico de San Lorenzo. Menú excepcional Responsable de llevar a buen puerto las jornadas, la pareja de hosteleros saben dar el toque de calidad y conjugar la caza mayor con la menor, sin olvidar nunca la elaboración que como ellos mismos reconocen son demandados por la cada vez más amplia clientela. Las jornadas contemplan un menú degustación, con una amplia variedad de productos, y entre los que el metre de cocina hace una recomendación, para comenzar nada mejor que unas entradas compuestas por un paté de caza trufado, pimiento relleno de conejo de monte, canelones de faisán y fajitas de ciervo asadas sobre enchilada y lomo continuación un pudin de caza menor con espuma de foie. Después de estos sabrosos platos, podremos continuar de acuerdo a la elección del cliente, perdiz estofada con lombarda, filete de corzo con crujiente pasta de queso y aspic de frambuesa -salsa Pedro Ximénez-, lomo de venado braseado a la mostaza con confitura de pera. Llegados los postres, cuenta la casa con un menú degustación, helados de higo, tartaleta de frutas sobre fondo de tofe, babaroise de turron, así como cuanto la imaginación nos permita. Todo regado con vinos de León y a un precio tan de rechupete como el menú: 27 euros por comensal.