| Reportaje | Fiesta de San Antón |
Un ganador desconocido
No es la primera vez que sucede y existen precedentes sobre cómo actuar llegada esta situación. El caso es que el ganador del cerdo que rifó la Cofradía de San Antón este domingo no había aparecido aún ayer a mediodía, después de la misa en la iglesia de San Mamés de la Vega, por lo que es posible que la hermandad tenga que rifar dos gochos en vez de uno el próximo año, siempre que no aparezca el dueño -o dueña- del 8.535, uno de los 19.999 que vendió la cofradía. Se sabe quién vendió el taco en el que se encontraba la papeleta agraciada y se especula sobre quién pudo comprarlo, pero no había nada cierto seguro sobre la identidad del afortunado a la hora de escribir esta crónica sobre el segundo día de fiesta de los cofrades. Ayer, los socios de este exclusivo club fundado hace unos cuatrocientos años según los historiadores se encontraron en casa del juez saliente, Jacinto Peñín, para el desayuno. Al son de dulzaina y tamboril y de algún que otro cohete se desplazaron hasta la parroquia de la pedanía de San Mamés de la Vega para procesionar al santo intercesor y escuchar misa en su honor. «No podemos caminar» El año pasado, la procesión no pudo salir por la fuerte lluvia. Por el contrario, ayer hizo una mañana agradable para pasear al sol junto a la imagen abad y cantando «no podemos caminar con hambre bajo el sol», como así fue. Tras la misa, se leyó en público el acta de la última reunión de la directiva cofrade y su anexo, con referencia incluida a la desaparición y encuentro de un libro de actas y las distintas actividades organizadas durante el año pasado. Tras el acto, vuelta a la juerga, con el reparto de chorizo, vino, pan y pasta, en presencia de las autoridades municipales: el alcalde, José Miguel Palazuelo, el concejal de Obras, Felipe Alba, y la edil de participación ciudadana, Ana Gema Quesada. Por si fuera poca la participación de los cofrades en los actos que se han ido sucediendo desde el domingo, los cofrades celebraron después una comida de hermandad para rematar la jornada en casa del juez entrante, Pedro Carnicero, que agasajó a los hermanos con una buena merienda. Varios vecinos de la pedanía organizaron su chorizada paralela antes incluso de que acabara la misa.