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CRÓNICAS DE LA HISTORIA

Valdesaz y Valencia durante la francesada

Publicado por
PADRE ALBANO
León

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NO TENGO buenos recuerdos, ni afición a la carretera que va desde Santas Martas a Valencia de Don Juan por los Oteros. Prefiero las travesías desde Mansilla o Matallana e incluso desde Mayorga. Y, sin embargo, la comarca de los Oteros me resulta simpática. Hace ya años que la recorrí y hasta la estudié, con permiso de ilustres hijos de la tierra, que la han pateado y estudiado más y mejor. Los Oteros: topografía de alturas discretas, altares, alcores, altozanos, que todo viene de Auctarius, o prominencia de tierra. La comarca de los Oteros es rica en adobe y también en arte, sobresaliendo quizá en ese sentido Valdesaz. Pienso referirme algún día a esa faceta en los Oteros. No me gusta hablar de hechos negativos, prefiero referirme a sucesos positivos y ejemplares, sin dejar de reconocer que los negativos pueden servir, al menos, de escarmiento. El hecho o historia a que me voy a referir tiene ambos aspectos. Relacionan a Valdesaz con Valencia de Don Juan. La relación del hecho o suceso es del año 1817, es decir, tiempo inmediato a la francesada o Guerra de la Independencia de la invasión napoleónica. Un responsable de la Autoridad de Valdesaz depone ante don Nicolás Arteaga, Escribano de Valencia de Don Juan, en términos como los siguientes: La situación en Valdesaz durante la gloriosa campaña de los siete años fue terrible. Se recibían de parte de Generales y Comandantes franceses y un español saqueos, arrestos, golpes y otros castigos y prisión del párroco. En tan apurada situación, se fue a tratar con doña Micaela García, viuda y vecina de Valencia de Don Juan, rica y ponderosa. Ésta nos exigió, al darnos a fiado 20.000 reales, que se asegurase en cantidad de tierra. Por salir del aprieto, se fio un prado de veinte heminas. Pero habiendo reflexionado que se vendió algo que no era propio, se ha tratado con la dicha doña Micaela que devuelva los veinte mil reales. Se comprende: pasado el vendaval, o terrible situación, como dicen ellos, reflexionan sobre el contrato y acuden al Procurador del Adelantamiento de León para que doña Micaela presente la Escritura de contrato y se pueda proceder conforme a ley. El hecho es significativo. Lástima que el pleito no debió resolverse tan pronto, pues en los protocolos de este año 1817 no se encuentra Escritura sobre la evolución del caso. De todos modos, los de Valdesaz algo debían saber sobre leyes o tendrían algún consejero asesor, cuando pasada la especial situación de acoso y urgencia, vuelven sobre el caso con más serenidad, pensando si pudo haber nulidad de contrato. Con los datos de que disponemos no podemos hacer juicio a favor ni en contra de las partes, pero sí podemos pensar que fácilmente había motivo de discusión y pleito. Se me ocurre pensar que los viajes que los de Valdesaz tuvieron que hacer a León por motivo del pleito no eran como el que tuvo que hacer el párroco de Palanquines en julio de 1808 para avisar a los de León que los franceses llegaban a Palanquines, pero que algo tiene que ver uno con otros. El párroco y los franceses venían por la carretera de Palanquines y Vega de los Infanzones, que he dicho que me gusta más que la de Matallana por los Oteros. Aunque en todo caso, siempre sería mejor tener que venir por ella, antes que tener que seguir caminos de cárcel, como le sucedió al Párroco de Valdesaz. Es preferible el camino de curvas y mal piso al de privación de libertad y cárcel. Es una de las conclusiones que podemos sacar del hecho referido.