CRÓNICAS PÉSICAS
Carta abierta a la UGT de Laciana
CUANTA poesía, Señor, cuanta poesía. Pero todo para después tratar de culpar a un servidor (de servir no de servil que existe una gran diferencia) de que todos los negros nubarrones que se ciernen sobre estos valles de dios sean culpa mía. Ofendido me siento de pensar que este prohombre lacianiego además de poderse ganar sus euros en Laciana cosa que otros no hemos podido (o sabido) hacer apenas me lee. Pues dice que cada cuatro o cinco años aparezco para crispar la convivencia que juzgo y dictamino quienes son merecedores del cielo o del infierno en función de que coincidan o no conmigo Amén de intoxicar a la opinión pública con el veneno que echo por mi boca. Lo de ofendido lo digo más que nada porque llevo veintitantos años oponiéndome a las explotaciones a cielo abierto no aparezco y desaparezco en función de algo. Siempre que he tenido ocasión y han sido unas cuantas veces he opinado al respecto. Esto de «exiliado voluntario» me llena de orgullo por las connotaciones que para mí tiene la palabra exilio alejado de mi tierra por razones políticas. Pero tampoco es así ni soy exiliado ni voluntario sencilla y llanamente un día ante las expectativas de futuro que ofrecía Laciana hube de marcharme a ganarme el garbanzo lejos. Por eso pienso que tiene suerte de ganar el pan en su tierra. Me llama usted señor Collar tal vez por la coincidencia en nuestros primeros apellidos aunque no nos una parentesco alguna lo cual me agrada porque mi difunto abuelo José Collar fue militante de la UGT pero claro eran otros tiempos y otra UGT aquella que existía en Laciana allá por los años treinta al menos era lo que mi abuelo me contaba de crío. No voy a decir que UGT sea cómplice de la MSP por defender los cielos abiertos, ya lo han dicho Los Verdes y no he leído que ustedes lo desmintieran. Y pienso que Los Verdes no serán sospechosos (al igual que yo) de crispar la convivencia lacianiega ni de intoxicadores ya que usted no sé si usted está enterado van en coalición con el PSOE a las elecciones generales del 14 de marzo. Y el PSOE mientras no se diga lo contrario es el brazo político de la UGT y ésta el brazo sindical del PSOE. El que la UGT sea por derecho propio o de otra manera tal y como sospechamos muchos la primera fuerza sindical de Laciana es algo que me la refanfinfla. O quiere usted acusarme de actuar en connivencia con algún otro sindicato. Pregunte usted, entérese si ya en otras ocasiones he recibido misivas como ésta suya de los otros. En cuanto a si yo propongo alternativas para Laciana alejadas de la minería le diré que pienso que la minería es por el momento y mientras dure la primera opción que tiene Laciana pero explotada racionalmente no tal y como lo están haciendo ahora con una esquilmación total. El que en el Valle no se haya llevado a cabo una verdadera reconversión creando alternativas a la minería feneciente no creo que sea culpa mía en cambio ustedes sí tienen bastante que ver en ello por apostar por lo fácil, la prejubilación anticipada y la destrucción de empleo. Por supuesto que la culpa no ha sido solamente suya, sino de todos los sindicatos, los partidos políticos y las fuerzas sociales lacianiegas. Aquí que se hicieron huelgas por una simple mojadura no se supo movilizar a Laciana ante el negro futuro que se le avecinaba. Toda la paja que me endosa en su «opinión» del pasado 11 de febrero parece ir encaminada a querer hacerme culpable de todo lo que ocurre en Laciana. Si usted hubiera leído atentamente las Crónicas Pésicas durante estos seis años sabría que día a día he tratado de culpar a cada cual de lo suyo. Sé que quien tiene la mayor parte de culpa de que Laciana se está muriendo lentamente es el Gobierno español (antes del PSOE y hoy por el momento del PP) el gobierno comunitario (en manos del PP) el gobierno municipal (de IU y PSOF con alternancias) y así hasta llegar al último lacianiego que calla y quien calla otorga. Perdóneme por decir en voz alta aquello que muchos lacianiegos piensan y no se atreven a decir por diversas razones. Sé que mi voz siempre ha molestado a la clase dirigente de unos y otros lados. Pero nunca pensé que llegaría a molestar a aquellos que (al menos en teoría) defienden al obrero. Como decía Shakespeare en el Rey Lear «Nosotros llevaremos el peso de estos tiempos tan tristes. Diremos lo que nos dicte el corazón no lo que deberíamos decir».