La adversa climatología no pudo con las ganas de juerga de dos centenares de carnavaleros
Los grupos y peñas desfilaron bajo la lluvia recordando el año 2003
El público aguantó el chaparrón cobijándose bajo los paraguas durante todo el recorrido
Los bañezanos demostraron ayer una vez más por qué nadie en la provincia siente los carnavales como ellos. Una treintena de grupos, llegados en algunos casos de varias localidades de la comarca, plantaron cara a la persistente lluvia y recorrieron la ciudad en incesante jolgorio. Ni el agua ni las frescas temperaturas desanimaron a los carnavaleros, para regocijo del númeroso público que contempló el desfile bajo los paraguas. Así, unos Pokémon muy bailarines precedieron a la musa del 2003, Laura Jáñez, que, como todos, bailaba pese al mal tiempo. Un ejército de Zipis y Zapes, espantapájaros, unos guardias civiles muy femeninos, enchufes y pinochos, compusieron la multicolor serpiente carnavalera, que se completó con presos, indios, folclóricas, clones de Astérix y Obélix, o una legión de hippies. Tampoco quisieron faltar a su cita las brujas, los payasos, los demonios, los cazafantasmas, los Picapiedra y un grupo de recolectores de chapapote. Carrozas, caramelos y melodías como El tractor amarillo o Viva la banda , pusieron la nota de color a una tarde gris y desapacible, que sólo los carnavaleros tornaron desenfadada, en homenaje a esta fiesta pagana y al desfile del pasado año 2003.