Un desfile muy coreográfico
El carnaval por las calles de Boñar fue muy singular porque todos los disfraces tuvieron que desfilar ante un jurado de mujeres que premiaron a los trajes elaborados manualmente
Algunos disfraces estaban muy trabajados
El pabellón de deportes de Boñar se convirtió en el escenario del carnaval donde más de un centenar de niños disfrutaron de sus disfraces y del día de fiesta que les había organizado el Ayuntamiento de Boñar. Esta fiesta estuvo amenizada por una discoteca móvil que hizo que la cancha de deportes se convirtiese por un día en una pista de baile. Tras la apertura de la puerta del pabellón los niños y niñas iban dando rienda suelta a su imaginación y corrían por el interior de las instalaciones presumiendo de su disfraz. En unos casos hecho con la habilidad de una madre que lleva muchas horas entre hilos y máquina de coser, en otros la espontaneidad de poner lo primero que se encuentra por casa y finalmente los más cómodos que prefieren el traje más comercial, es decir, el del escaparate. El caso es que en el carnaval de Boñar se pudo apreciar mucha originalidad y muchas horas de trabajo, en algunos de ello. Al pie de una escenario donde se encontraba la discoteca móvil varias mujeres formaban el jurado que iba a otorgar los seis premios que había establecido el Ayuntamiento para los mejores disfraces. Como si de unas oposiciones para entrar en la escuela de coreografía se tratase, cada niño iba desfilando delante de un tribunal que reflejaba en su aspecto y en sus años la mucha experiencia que había tenido, y aún tienen, con la aguja y con el hilo. Así que mejor jurado, no cabe. Mientras el desfile se convirtió en un momento de diversión y de presumir, para los trajes más afanados y trabajados.