Diario de León

| Reportaje | El mal estado de las vías del tren |

Raíles oxidados entre la maleza

La vegetación, los escombros, papeles y plásticos afean el tendido ferroviario de la línea Palazuelo-Astorga, que en la actualidad no se utiliza, en su travesía por la ciudad

Junto al Fielato la vegetación oculta completamente las vías

Junto al Fielato la vegetación oculta completamente las vías

Publicado por
Alberto Domingo - la bañeza
León

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Las vías del ferrocarril Palazuelo-Astorga entran en La Bañeza describiendo una amplia curva, para luego cortar la ciudad en una línea recta desde el paso inferior, que une la plaza de La Asunción con la carretera de Alija, hasta más allá de San Mamés. Pero los raíles de la línea ya no aguantan el tráfico de antaño, desde que el 31 de diciembre de 1984 la recorriera el último convoy de transporte de viajeros. Hoy sería difícil que una locomotora transitara sin descarrilar, en el paso a nivel sin barrera en el que desemboca la calle de La Nevera o incluso en el cruce de la avenida de Portugal y Ramón y Cajal -donde las vías, como se dice en el lenguaje coloquial bañezano- y todo porque sin tránsito tampoco parece que haya mantenimiento, de manera que la maleza ha invadido todo el dominio público para el tendido ferroviario en las inmediaciones de la estación y desde el paso a nivel -con barrera, en su tiempo- hasta la calle de San Blas. Entre la maleza se esconden, en ocasiones, papeles y bolsas que el aire ha arrastrado y más allá del paso inferior, caminando hacia el silo, en algunos puntos se ha llegado a arrojar escombro y, en otros, parece que alguien ha prendido las malas hierbas para intentar despejar en algo la zona. A pocos metros de donde la vía entra en la azucarera, que también usó este medio de transporte, ha crecido un árbol entre los raíles. Con su tronco fino, porque es joven, aún es pronto para decir si se ha secado o volverá a brotar cuando suban las temperaturas. Lo cierto es que, pese al árbol, caminando por la vía o junta a ella en sentido Astorga, una vez que se ha salido de la estación, la vía ya está despejada de maleza. Los raíles están oxidados, pero el panorama ya es muy distinto al que se ha podido observar antes. El botellón y la plataforma En la estación, la semana pasada, alguien organizó un botellón en las mismas vías, sin molestarse en retirar los desperdicios -litronas y latas de cerveza-. Una plataforma duerme su olvido a unos metros de donde fue la fiesta. Uno de sus ejes se ha salido de su sitio y debajo de ella alguien ha metido una valla. Los peores tramos, por suciedad y vegetación no deseada, se encuentran justo a un lado y otro del paso a nivel. Más cerca de la estación se encuentran amontonados restos de unas obras realizadas en la zona y, junto al Fielato, la caseta donde, en otro tiempo, se pagaban las tasas por travesar la ciudad con mercancías, zarzas y maleza han crecido hasta el punto de ocultar el camino de hierro y madera. A partir de ahí, comienza todo un recorrido en el que avanzar por la vía es una tarea penosa, al tener que esquivar las plantas que han crecido. Sin embargo, llega un punto donde la vegetación prácticamente desaparece y, desde allí, pese a la falta de mantenimiento, la vía permanece bastante limpia. Lo mismo ocurría en el otro sentido, como se recordará. Fuera del municipio de La Bañeza, la vegetación vuelve a poblar la línea férrea en el canal que discurre junto a ésta en Palacios de la Valduerna, para luego volver a prensentar un aspecto normal, salvo alguna excpeción. Quizá sea la humedad la que provoca el desarrollo de vegetación en la misma vía. Viajes militares Desde que con el fin de 1984 terminasen los servicios de viajeros en la línea de Astorga a Palazuelo -curiosa coincidencia con el apellido del alcalde-, sí que hubo, sin embargo, tráfico de mercancías, sin que a éste tipo de tránsito se le pusiera una fecha de caducidad. Por otra parte, los trenes de los militares también ayudaban a mantener en buen estado el tendido. Sin embargo, el tránsito de mercancías va decayendo y el regimiento de ferrocarriles cambia su base madrileña de Catro Vientos por otra en Zaragoza, con lo que se acaban los viajes de convoyes militares que iban de Madrid a Astorga y de la vecina ciudad a La Bañeza. Entonces, pequeñas patrullas de soldados guardaban los pasos a nivel sin barrera con el cetme en ristre -con la boca apuntando al suelo, eso sí- y para que la locomotora no arrollase a un coche o algún paseante despistado. El armamento del guardia parecía desproporcionado para su cometido, pero, aun así, se veía que la vía continuaba sirviendo para algo. La fiesta de la Mikado El 24 de enero de 1999, con motivo del centenario del ferrocarril, llegó a la estación de La Bañeza la Mikado, máquina a vapor con vagones de época, construidos en la década de los cincuenta y conocidos como seimiles en el argot ferroviario. Al margen de exposiciones y otros actos, se realizaron dos viajes: León-La Bañeza-León y La Bañeza-Astorga-La Bañeza. A mil pesetas -entonces el euro no era de moneda de curso legal- se pagó el billete a León y justo a la mitad de ese precio salió el viaje a Astorga. Otros dos años más pudieron los bañezanos disfrutar de la llegada de la antigua locomotora, propiedad de la Asociación Leonesa de Amigos del Ferrocarril (Alaf). Según fuentes bien informadas, que también han facilitado otros datos de este reportaje, el único tramo de la antigua línea Palazuelo-Astorga que continúa abierto es el comprendido entre las dos ciudades leonesas. En 1995, el Consejo de Ministros autorizó el levantamiento de la vía, dejando de estar afectado como dominio público el terreno de las vías así como el que se debe guardar a cada lado de la misma. En La Bañeza se quitó una vía según el convenio suscrito entre Renfe y el Ayuntamiento para construir un edificio. Ese mismo convenio contempla la cesión de unos terrenos para uso público -viarios, equipamientos y dotaciones públicas una vez se haya edificado en la zona de la estación. Con esas obras concluiría el problema de la maleza en la zona de la estación y en las vías.

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