«Un trozo grande silbó y me tuve que agachar»
Los tres fragmentos del proyectil que guarda el teniente de alcalde, Avelino Alonso -el último de ellos se encontró ayer por la tarde y era de pequeño tamaño- se localizaron en las inmediaciones de una cabaña de cazadores, dos de ellos, y otro más cerca de otra cabaña de propiedad particular. Quienes se hallaban en el paraje coinciden en señalar el ruido de la metralla al caer sobre la vegetación. «Me asustó» Alberto Prieto, empleado de Generoso Fuertes, ganadero y presidente del pueblo, aseguraba que «se sintió un silbido y, luego, como un ruido de perdigones de escopeta al caer en los arbustos. Yo me asusté, porque un trozo grande silbó, tanto que me tuve que agachar, y otro cayó a metro o metro y medio de nosotros». Un grupo de cinco Generoso Fuertes explica que, tras el estallido, la metralla «salió desparramada hacia el río. Fue un accidente, como hay muchos y lo mejor es que no pasó nada». Explica que con él se encontraban Alberto Prieto, Arturo Otero, su hijo de tres años y la madre de Otero, que el trozo «cayó a tres metros de nosotros» y que medía unos tres centímetros de largo. «Salía de mi cabaña» Así le pilló la explosión a Carlos Fernández, que asegura que «sentí que caían cosas, pero no me imaginaba de qué se trataba». Después, encontró uno de los trozos de metralla, a unos cinco metros de la puerta de su caseta.