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| Reportaje | Mujeres de cinco generaciones |

Una tatarabuela de noticia

Julia Satué Cabero, de 90 años y que se convirtió hace dos semanas en tatarabuela, ya fue noticia en 1973, al nacer un nieto suyo y una bisnieta con ocho horas de diferencia

De izquierda a derecha, la bisabuela, la madre, la hija, la abuela y la tatarabuela.

Publicado por
Alberto Domingo - la bañeza
León

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Julia Satué Cabero, de 90 años, ya fue noticia en 1973, cuando ella y su marido, Braulio Pérez y Pérez, fueron abuelos y bisabuelos el mismo día, con sólo ocho horas de diferencia. Julia apareció en el desaparecido Proa , junto a su marido, en una fotografía; en el texto a penas se le citaba y bajo el título El hombre que fue abuelo y bisabuelo el mismo día , aparecía un reportaje de la que también ella era protagonista. El periodista que firma la historia encontró al bisabuelo y abuelo en Palacios de la Valduerna -se había quedado a atender a su nieta, que daba a luz-, mientras que Julia se encontraba en Campomanes -echaba una mano a su hija, que también había tenido una niña-1. El pasado 14 de abril, cuando ya se acerca a los 91 años, Julia Satué, abuela y bisabuela el mismo día, se convirtió en tatarabuela, en una tatarabuela especial, ya que son cinco generaciones de mujeres las que ella preside. Julia Satué es madre de Julia Pérez Satué, abuela de Emilia Blanco Pérez, bisabuela de Carmen María Cadenas Blanco y tatarabuela de Andrea Martínez Cadenas, que, con poco más de dos semanas, es un morenaza bañezana de unos cuatro kilos de peso y, como todos a esa edad, con una envidiable capacidad de dormir. La noticia de las cinco generaciones de mujeres en una misma familia corre de boca en boca pocos días antes del Día de la Madre y llega incluso a una cadena de televisión nacional, que ofreció a las cinco mujeres, desde la mayor hasta la menor, participar en un programa especial que abordará la festividad del primer domingo de mayo, pero Julia Satué, la tatarabuela, que se ha pasado los últimos meses deseando conocer a su tataranieta, declina emprender viaje a Madrid, dada su edad. Sin embargo, Julia goza de buena salud e incluso lee mejor que su hija y su nieta, que usan gafas, mientras que a ella no le hacen falta. Además, prefiere vivir sola en su casa de Palacios. Sólo durante el invierno vive en casa de algunos de sus hijos. Julia Satué trabajó en su casa y crió cuatro hijos, que le dieron 11 nietos. Luego la familia creció y tiene 13 bisnietos y una tataranieta. La hija de Julia Satué y bisabuela de la pequeña Andrea, Julia Pérez, tiene 71 años y tuvo con su marido, Eutimio Blanco Fernández, de 72 años, cinco hijos. La abuela de la criatura, Emilia Blanco Pérez, trabaja en el Colegio Público Comarcal Teleno, como su marido, Enrique Cadenas Manteca, que, además de ganarse la vida entre fogones, a los 61 años -once más que su mujer- aún tiene humor para actuar en la ceremonia de proclamación de la Musa de carnaval. Una «musa» en la familia Carmen María Cadenas Blanco ha sido madre a los 29 años, después de cuatro de matrimonio con José Luis Martínez Seco. Con ella empiezan las dos generaciones bañezanas, después de tres a las que vio nacer la fortaleza de los Bazán. Carmen fue elegida por el Grupo Salsa como Musa del Carnaval, puesto que, con los años podría ocupar su hija, de dos semanas, al reunir ya las dos condiciones indispensables: ser mujer y bañezana. Otra curiosidad en esta familia, es que los dos tíos de la recién nacida Andrea, son mayores en edad que una hermana de su madre y tía-abuela de la pequeña Andrea. Las cinco mujeres de la familia -en las que los apellidos se suceden en una escalera que, a medida que pasa el tiempo, se van perdiendo, como es costumbre en España- prefirieron la prensa provincial a la televisión nacional. No fue difícil reunirlas, sino que, al contrario, dieron todo tipo de facilidades, y se mostraban felices de la llegada de la quinta de ellas, Andrea, que -ajena a las explicaciones sobre su árbol genealógico, siempre por la línea femenina, desde su tatarabuela a su madre- prefirió pasar el rato dormida, pese al flash de la cámara de fotos.