La Junta utilizará una avioneta para tratar bosques de Castrocontrigo y Quintana y Congosto
Una plaga de procesionaria obliga a fumigar 3.000 hectáreas de pinares
Las larvas han secado por completo algunos ejemplares jóvenes de las zonas afectadas
La Junta de Castilla y León fumigará en las próximas semanas cerca de 3.000 hectáreas de pinares en montes públicos ante la plaga de procesionaria que se ha detectado en los montes de los municipios de Castrocontrigo y Quintana y Congosto, según informó ayer la delegación de la Administración autonómica en León. De las 2.971 hectáreas que se someterán a tratamiento, 1.391 corresponden al segundo de los municipios citados, mientras que 1.580 se encuentran en el término de Castrocontrigo. El número de pedanías afectadas en total son siete y, según el gabinete de prensa de la delegación de la Junta, el tratamiento consistirá en fumigar los distintos zonas de los montes de utilidad pública con inhibidores del crecimiento de la procesionaria desde una avioneta. La procesionaria del pino es la primera causa de la defoliación -pérdida de hojas- de estos árboles en nuestro país. Su labor destructiva puede llegar al punto de secar completamente un ejemplar joven -hecho que se ha producido ya en la zona- y, si no se actúa contra el parásito y en condiciones climatológicas favorables una masa forestal podría quedar completamente defoliada en dos o tres años, según documentación a la que ha accedido este periódico. En concreto, este año se han combinado dos circunstancias en la zona que han favorecido la aparición de la plaga: temperaturas suaves durante el invierno y ausencia de precipitaciones. Por otra parte, la variedad de pino pinus nigra o negral, que se encuentra en esta zona, es una de las que más sufren el ataque de la procesionaria. Por pedanías En el municipios de Castrocontrigo se fumigará en Nogareja (260 hectáreas), Castrocontrigo (910), Pobladura de Yuso (95) y Pinilla de la Valdería (315); en Quintana y Congosto se actuará en Palacios de Jamuz (594), Quintanilla de Flórez (157) y Torneros de Jamuz (640). Las larvas o gusanos de la procesionaria se encuentran en unos bolsones de apariencia algodonosa en los pinos y salen de ellos por la noche para alimentarse, excepto cuando las temperaturas son frías, en las que aprovechan la luz del día. Es preciso abstenerse de manipular tanto los nidos como las larvas, ya que éstas poseen unos dardos que causan serias alergias y urticarias en el hombre. La procesionaria debilita al pino adulto frente a otras plagas y retrasa su crecimiento aunque no llegue a secarlo, motivos por los que es considerable tanto el daño ecológico que produce como el económico.