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Publicado por
PEDRO V. ÁLVAREZ COLLAR
León

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NOS DICE Guzmán Álvarez en su estudio El habla de Babia y Laciana que un buxonte es un llano ligeramente combado en la cima de una montaña, y posiblemente, el nombre de Buxionte del monte que corona la braña del mismo nombre de San Miguel de Laciana, le venga de ahí. Este monte situado entre Valbuena y Outar Queimau que se puede ver en toda su extensión desde la Fuente del Pando de Sosas, parece ser, si nadie lo remedia, el próximo condenado a morir ante la voracidad de las máquinas de Vitorino Alonso. De nada servirán las «ordenanzas» aprobadas allá en mayo del año 1925, por la junta vecinal de San Miguel de Laciana, en uso de las atribuciones que le confiere el artículo 191 del Estatuto Municipal, según reza su título, y firmadas por el entonces presidente Constantino Gancedo. Y digo que no servirán de nada, primeramente porque el pueblo de San Miguel perdió su condición de tal al ser devorado por Villablino, allá por los años sesenta, luego sin su condición de pueblo autónomo carece de la democrática junta vecinal elegida por todos sus vecinos, quedando las atribuciones de la misma en materia de riegos, aprovechamiento de montes y demás en manos de una comisión nombrada por el Ayuntamiento de Villablino, siendo esta, generalmente, afín a quienes gobiernen el mismo. Luego, si desde el Ayuntamiento no se pone ningún tipo de trabas a la debacle que se avecina, nada harán en contra estos comisionados del mismo... No estaría de más que los unos y los otros se leyeran el texto de las citadas ordenanzas, por citar uno, lo haremos del artículo 31, Montes Comunales, y dice: «Los montes, como bienes comunales, serán aprovechados por todos los vecinos que como tales figuren en el padrón vecinal de este pueblo y contribuyan a levantar las cargas vecinales. Anualmente, en asamblea y por mayoría de vecinos y precio que ha de abonar por el exceso de las que al pasto admitan». Posiblemente si nuestros gobernantes, tanto de las juntas vecinales como municipales, conocieran algo de las reglamentaciones que antaño existían en nuestros pueblos, no serían tan poco sensibles con el patrimonio que hemos recibido. O alguien se piensa, que las veceras de riego de nuestros prados, la prevención de los incendios forestales, la distribución de los pastos comunales, la repoblación de los bosques, o sea, todo lo que hemos recibido de nuestros antepasados ha llegado a nosotros por arte de berlibirloque. Hace falta ser muy zoquete y tener poco aprecio a lo que hemos heredado tras siglos de conservación, para dilapidarlo en cuatro días como están haciendo con todo. Y que nadie venga luego diciendo yo dije, o yo traté de... No hemos escuchado a ninguno de nuestros políticos una palabra en contra de la barbarie que se está llevando a cabo en el Valle de Laciana. Pero, tampoco hemos oído a ninguno de nuestros prohombres lacianiegos (Luis Mateo Díez y Eduardo Arroyo, por citar a los más significados) decir nada al respecto. Pero, tampoco he oído a ninguna asociación manifestarse en contra. Ni he leído ningún tipo de manifestación al respecto de nadie. Luego será que todo el mundo está de acuerdo con que una nueva atrocidad se lleve a cabo... Posiblemente, en Buxionte próximamente pasten las máquinas de Vitorino Alonso y todos contentos.

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