La mitad de los escombros se vierten de manera totalmente incontrolada

Según se recoge en un estudio realizado por el Gremio de Entidades de Reciclaje de Derribos, sólo durante el año pasado se generaron en España 40 millones de toneladas de escombros. De esta cantidad, 25 millones de toneladas fueron vertidas de forma incontrolada, una opción que impide que sea económicamente viable cualquier alternativa más ecológica, y otros 10 se depositaron en vertederos de residuos inertes. Los 4 millones restantes, fueron reciclados o reutilizados, lo que nos coloca en el furgón de cola europeo, cuya media es del 40%, y muy lejos de países como Holanda (90%) o Bélgica (87%). Según el citado documento, de los escombros llevados a vertederos, el 60% fue depositado en instalaciones que carecen de protección medioambiental y, el 40% restante en otras adaptadas a la legislación vigente, aunque sin ser sometidos a un tratamiento previo que incluya la separación de los residuos peligrosos que contienen. Los escombros no pueden ser considerados residuos inertes salvo que las empresas constructoras realicen, tal y como establece la legislación actual, una adecuada segregación de los materiales tóxicos (aislantes, pinturas, barnices, disolventes, alquitrán, vidrios y plásticos) para que las plantas de tratamiento puedan gestionar únicamente aquellos que son propios de una obra (ladrillo, cemento, cerámica, hormigón, teja o madera). Además, antes de realizar una demolición deben separarse también los metales contaminados con sustancias peligrosas, los PCB presentes en los transformadores eléctricos, los CFC de los conductos de refrigeración o las maderas tratadas con productos alquitranados que emiten gases tóxicos cuando son valorizadas energéticamente. También se consideran peligrosos algunos aditivos del hormigón. Más plantas de tratamiento La gran cantidad y volumen de escombros está provocando la rápida colmatación de los vertederos municipales y, en el peor de los casos, el vertido incontrolado, que puede llevar unido su posible uso para depositar otro tipo de residuos. A esto hay que añadir su enorme impacto visual, la emisión de polvo que generan, así como el impacto ambiental debido al despilfarro de materias primas. En Castilla y León se producen anualmente algo más de 2 millones de toneladas y, en la actualidad sólo existe una planta de tratamiento (Burgos), insuficiente a todas luces. A nivel nacional hay un centenar de pequeñas instalaciones (trituración y criba) y otras seis en las que se realizan procesos de separación, que sólo tienen capacidad para tratar el 15% de los escombros generados. Conviene recordar que los residuos, una vez tratados, se emplean como base para pistas de atletismo, rellenos de explotaciones mineras y obras públicas o para completar el firme de algunas infraestructuras.