Diario de León

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Un paisaje verde de agua nueva

La opción de hoy es El Páramo, un recorrido distinto y relajante entre aldeas de adobe, bodegas tradicionales y presas de riego

El castillo de Laguna de Negrillos, con su altiva torre del homenaje

El castillo de Laguna de Negrillos, con su altiva torre del homenaje

Publicado por
Emilio Gancedo - león
León

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Parece que por rutas de senderismo, por caminos de andar, ver y conocer, y disfrutar del paisaje, se entiende siempre la montaña, los valles, collados y puertos, cuando en nuestra tierra leonesa hay muchas otras comarcas que se prestan excelentemente a ser contempladas a paso de peatón o pedalada ciclista, aún más por su carácter llano y amable, o sólo surcado por vallinas, ribazos y onduladas tierras de labor. Hoy, nuestro objetivo es un pedazo del Páramo leonés cerca de Laguna de Negrillos, la capital natural del Páramo Bajo, y en él aprenderemos a conocer, apreciar y querer esta comarca bendecida por las aguas del embalse de Luna. El viaje, que puede hacerse andando o en bicicleta, aunque es muy recomendable este último medio, parte de Laguna para acercanos a ermitas solitarias, poblados de bodegas tradicionales, pequeñas aldeas y presas y canales de riego. En esta localidad merecida visita tiene su emblema más señero, el castillo, cuya primitiva construcción, de cal y canto, data del siglo XIII. Según los expertos, se hallaba caído a finales del siglo XIV cuando el señor de la villa, Diego Hernández de Quiñones, Adelantado Mayor del Reino de León, reedificó el palacio añadiendo más cubos y otras construcciones. Aún hoy podemos contemplar su altiva torre del homenaje y las armas de los Quiñones entrelazadas en sus muros. Junto a él se encuentra la iglesia parroquial de San Juan Bautista, del que hay que destacar su retablo principal, de gusto lombardo y realizado hacia el año 1540, además de muchas otras tallas antiguas y una curiosa pila bautismal con un rostro grabado en ella. La iglesia del Arrabal, por su parte, data del siglo XVIII y se halla fuera del casco urbano: su nombre y su situación nos informan de que probablemente Laguna contó, en época antigua, con un recinto amurallado completo. Desde esta localidad tomamos el llamado Camino La Barca, Camino de Santa Marina o, más popularmente, la Senda' los Jatos , hacia el Este y en dirección al Canal del Rodil, y justo cuando nos encontramos con el canal (en esa misma confluencia existió en su día una ermita) tomamos el sendero que acompaña al canal en dirección Sur. Nos espera entonces un paisaje agrícola y labrantín que incluye alubias, remolacha, maíz, prados y plantaciones de chopos; se trata de la agricultura más intensiva y trabajada de toda la provincia. Hace más de cincuenta años, El Páramo era una extensa superficie plana y sin árboles, seca y endurecida que sólo producía gamones y centeno; y un poco de huerta quizá gracias a los pozos subterráneos. Desde los años cuarenta, aproximadamente, los canales de riego procedentes del pantano de Barrios de Luna hizo del Páramo la comarca más decididamente agraria de la región leonesa. Pueblos de adobe y cueva Después de recorrer un buen tramo del sendero que discurre a orillas del canal, tomamos el primer camino que parte hacia el Oeste con dirección a las ruinas de San Salvador de Negrillos, torciendo otra vez hacia abajo siguiendo el canal de Reguerales hacia el pueblo de Conforcos: después nos esperan Cabañeros y, esta vez por carretera, Villamorico, también llamado Villamor de Laguna. Pueblos pequeños, alguno casi despoblado, rodeados por núcleos de bodegas tradicionales o «cuevas»; aldeas de tranquilidad, olor a heno, maíz y rastrojo, tierras de pastor, hermosas pero necesitadas, eso sí, de una dotación de servicios digna para los habitantes que aún deciden valientemente vivir aquí. Obsérvese, además del paisaje hermoso y tranquilizante, lo pequeño de los pueblos y lo cerca que están unos de otros, algo típico del país Leonés y que los hermana con sus iguales de la montaña y de otras comarcas. Los nombres de los lugares por los que pasamos, junto a las iglesias de barro, las bodegas y las casas tradicionales, son de una sugerencia extraordinaria y recuerdan el viejo dialecto leonés de la zona: La Requejada, El Paramico, Canal Pequeñino, Valdeminín... De Villamorico y su extensa franja de bodegas, la carretera que va a Saludes y Cazanuecos nos lleva de nuevo a Laguna. Es entonces un buen momento para relajarse, rememorar los cálidos y a la vez verdes paisajes que hemos contemplado y reponer fuerzas en los restaurantes El Jardín, el Mesón Laguna o Casa Baudilia.

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