Diario de León

Joarilla de las Matas | La Cofradía de la Virgen del Rosario ha sido la gran protagonista de los festejos

La cena de hermandad pone el broche final a las fiestas patronales

El desayuno en casa del cofrade y el baile de las cachas, entre los actos de la jornada

Uno de los integrantes de la cofradía, vestidos de pastor

Uno de los integrantes de la cofradía, vestidos de pastor

Publicado por
Acacio Díaz - corresponsal | joarilla
León

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A primeras horas del día, cuando solamente unos pocos habían superado la agotadora noche llena de alegría y desenfado, empezaron los múltiples actos, plagados de matices culturales e históricos, que fueron organizados por la cofradía de la Virgen del Rosario, perteneciente a la localidad de Joarilla de la Mata. Las actividades dieron comienzo con el recorrido por las calles de la villa, mientras el mayordomo daba la bienvenida a los componentes de la cofradía con sopas de ajo con un cierto sabor picante, para entrar en calor tan temprano, unos cuantos sorbos de orujo de la tierra y unos sequillos elaborados con mucho cariño para los cofrades. Para seguir con los festejos, se procedió a soltar el «borro», que consiste en soltar una oveja que corrió por las calles del pueblo mientras los habitantes trataban de atraparla. Una vez que el animal fue apresado, pasó a formar parte del puchero, que durante la cena de hermandad de ayer por la noche, se repartió entre todos los cofrades. Por la noche hubo un espacio para recordar a los compañeros que han fallecido, convirtiendo la cena de hermandad también en una de acción de gracias y uniendo oración y recuerdo. Ya entrada la noche, cuando la clausura de los festejos estaba cercana, se dio buena cuenta de la «chaparrita», mientras las calles de Joarilla de la Mata se llenaron de público que esperaba impaciente los múltiples cánticos folklóricos, cargados de buen humor, que fueron creados y escritos para la ocasión por los propios miembros de la cofradía de la Virgen del Rosario. Los cofrades se vistieron para representar a los pastores que hace mucho tiempo, cuidaban y guiaban a los rebaños por la montaña y meseta leonesa. Los trajes estaban confeccionados con pellejos de ovejas sacrificadas y con las tradicionales cachas, que constituían un apoyo al caminar. El baile de las cachas logró reagrupar a todos los cofrades, que se apiñaron con las cachas en alto, y bajo el ritmo de la dulzaina y el tamboril, descargaron sobre el cofrade o visitante que había sido elegido para recibir la popular Triste, una reprimenda por haber faltado al orden o por cualquier hecho que le hiciera merecedor de tal castigo. El cariño y el tono alegre con el que los cofrades regañan hace que todos quieran ser los merecedores de la Triste.

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