Todos a vueltas con el viento en la zona

Las acusaciones y la defensa en el juicio trataron ayer de dejar bien claras sus respectivas posturas ante un hecho que viene siendo clave desde los primeros momentos de la investigación: las condiciones meteorológicas que existían el 13 de septiembre de 1998. Antes de alcanzar la fase de la vista oral, la representación procesal de los dos imputados aludía a previsiones del Instituto Nacional de Meteorología que indicaban que aquel fatídico día y el precedente habría vientos flojos e intervalos nubosos con alguna precipitación, respectivamente. No están de acuerdo en esta tesis el letrado del Ayuntamiento de Luyego, que se refirió en su momento a un informe de uno de los procesados, según el cual la fuerza del viento a las 11.40 horas del día en cuestión impediría el vuelo de los helicópteros. La fiscalía apuntó, en su escrito de conclusiones provisionales, que el fuego habría sido impulsado por rachas de hasta setenta kilómetros por hora. El abogado del municipio más perjudicado por los efectos del incendio, y más significado por su oposición al campo de tiro y las maniobras militares con fuego real, iba más allá, reprochando a los militares que, según su versión, el ejercicio no se habría detenido ni siquiera a consecuencia de la fuerza del viento.