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| Reportaje | Las obras del Pérez Alonso |

El carnaval de la escena

Un informe municipal remitido a la comisión del 1% Cultural destaca que la afición bañezana a las artes escénicas carece desde hace años de un teatro para su desarrollo

Publicado por
Alberto Domingo - la bañeza
León

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El carnaval del teatro Pérez Alonso comienza a vislumbrar la luz del final del túnel con el anuncio de que serán todas las administrciones central, autonómica, provincial y municipal las que se implicarán en la conclusión de la restauración y mejora. Carnaval y teatro en La Bañeza se complementan no sólo por la afición a ambas fiestas, sino por el disfraz que conllevan. Al menos es lo que dicen los técnicos municipales, en sus últimos escritos a la comisión interministerial que gestiona el 1% Cultural. Y si se tiene en cuentan que han transcurrido al menos siete años desde que se puso en marcha el proyecto se comprende también que éste haya sido objeto de la mordaz crítica carnavalera. De hecho, en las últimas carnestolendas aparecieron carteles en la ciudad que anunciaban la inauguración de un recinto que se cerró después de que allí se pregonara la llegada de las comitivas de la bufa y el exceso. El anuncio, por supuesto, no era sino parte del esperpento que vive la ciudad por ese tiempo de juerga. El teatro, al margen de su retraso, y el carnaval, hunden sus raíces en la historia de la ciudad, según los documentos que, elaborados por los técnicos del Ayuntamiento de La Bañeza, se remitieron para su examen en la citada comisión de Fomento y Cultura. Las referencias más antiguas que se utilizan en este trabajo corresponde al cronista de la ciudad, Conrado Blanco, y a Albano García Abad. El primero documenta en 1594 la entancia de una farándula, mientras que el padre Albano, en su enciclopédica La Bañeza y su historia , cuenta como dos años antes «contrataron al autor de comedias Juan Ganasa» dos obras para la Pascua. Otras citas atestiguan la asiduidad con la que las compañías teatrales visitaban la ciudad y dan fe de la relación de teatro y carnaval en La Bañeza. Los estudios municipales sitúan en 1845 la construcción del primer teatro, entendido com un lugar cerrado con escenario y espacio para el público. Se trata del Teatro Municipal, situado en la plazuela del Estudio, esquina con la calle Arrote -que perdura- y la antigua carretera de Madrid. Las gentes del novecento , orgullosos de su teatro, lo bautizaron con el nombre de Coliseo Bañezano. Sin embargo, la naturaleza no entiende de estimas humanas y en la calle del Arrote las inundaciones eran bastante más frecuentes que en los últimos años. Resultado: en 1871 la humedad provocó la ruina de una pared, situación que se mantuvo hasta 1882, en el que se acomete una reforma para solucionar este problema, según un proyecto del arquitecto Demetrio de los Ríos. La mejora se ejecuta de manera parcial, debido a la situación económica, según el informe de la Concejalía de Cultura, por lo que la solución sería parcial y el estado de ruina se repetiría hasta el punto de que el Ayuntamiento anuncia la subasta del local en el Boletín Oficial de la Provincia del 20 de noviembre de 1911. En 1922 se derrumban las paredes del Coliseo y el 28 de febrero de 1923 se inaugura el Teatro Seoanez, de titularidad privada y reflejo de una época excepcional para los comerciantes bañezanos, que disponían ya entonces de los servicios de la estación de tren. Es por entonces cuando se crea la Exportadora y, años después, la azucarera comenzaría a moler remolacha. En este tiempo, el Ayuntamiento trató de construir un teatro municipal, pero las distintas tentativas fracasaron. En este contexto abre sus puertas el Pérez Alonso, con la interpretación de la zarzuela El huésped del sevillano , a beneficio del Dispensario de Antituberculoso de León. También privado, el Pérez Alonso es obra de Javier Sanz, que proyectó un teatro a la italiana, con escenario, foso de orquesta, patio de butacas, entresuelos y palcos y, cómo no, con su gallinero . Dice el informe remitido a la comisión que era éste la envidia de otras ciudades, incluso de la capital, «si tenemos en cuenta que en la provincia de León no había teatros de relevancia. Sólo existía el pequeño Teatro Villafranquino, de 1905, y, en benavente, el Teatro Municipal». El documento señala que el Bergidum, de Ponferrada, se construiría en 1946 y en 1951 el Emperador, de León, y destaca la importancia del arte dramático en La Bañeza y de la burguesía de la que impulsaba obras como la del Pérez Alonso. El documento da un salto en el tiempo: de los primeros años de la década de los 30 pasa a 1948, cuando el Teatro Seoanez se reconvierte en el Cine California y abre el Cine Salamanca, ya cerrado. Del declive al futuro Ante la pujanza del Salamanca, una de las salas más grades de España, con 1.200 butacas, el Pérez Alonso ambién programó cine. En la década de los 70, se uniría un cuarto local, el Cine Cabello, y ante las taquillas de todos ellos, «se formaban colas interminables», pero la época dorada pasó y las salas se fueron cerrando. El Pérez Alonso, que dirigía la hija de sus fundadores, Emilia Pérez Alonso, sobrevivió a la crisis con espectáculos de revista. A principios de los 90, un convenio con el Ayuntamiento permite la subsistencia de la instalación y ya en 1997 se cierra la venta del local. El informe municipal termina con una demoledora conclusión: «La tremenda paradoja de una ciudad que tuvo grandes cines y teatros y que acomete el siglo XXI sin cine y sin un espacio escénico donde ofrecer espectáculos teatrales y culturales», es decir, la carnavalada de un teatro cuyas obras no terminan. Pero no se puede obviar el último párrafo, el que se refiere con esperanza al teatro: «una vez finalizada la rehabilitación (...) La Bañeza tendrá uno de los mejores teatros de la Red de Castilla y León, sólo superado en aforo por teatros de capitales de provincia, como el Bretón de Salamanca, el Emperador de León o el Calderón de Valladolid, y con una caja escénica apta incluso para la Red Nacional de Teatros».